El mundo es influenciado continuamente por ideas que se convierten en modas. Así, hace poco tiempo, relativamente, todo el mundo empezó a hablar de Bitcoins, de las criptomonedas, las cuales no tienen una institución financiera que las respalde. El esquema es funcional y además, permite una serie de controles sobre la divisa virtual y además, seguir permitiendo el anonimato de quienes comercian con estas divisas posmodernas.
Empecemos por el principio: Existe un término que se denomina ICO (Initial Coin Offering), que significa básicamente la oferta inicial para las criptomonedas. Este es un método por el cual se puede emitir una moneda virtual ligada a un proyecto, algo parecido a emitir acciones de una empresa, para que nos entendamos mejor. Cuando una empresa pone acciones a la venta, lo que hace es buscar hacerse de dinero de aquellos que «inviertan en estas acciones». Los inversionistas, al pagar el correspondiente valor de las acciones, espera que la empresa crezca para que, eventualmente, pueda vender esas acciones compradas con ganancia.
Las criptomonedas son un medio para hacer lo mismo. Propone una moneda virtual y pide dinero en esta oferta inicial, en esta ICO. Hay que decir que con este esquema se han logrado recolectar en diversas criptomonedas, algo así como 260 millones de dólares.
Con esto en mente, Savedroid, una compañía alemana logró juntar 50 millones de dólares en su ICO y de pronto, se esfumó con el dinero. El sitio de la empresa muestra una imagen del fundador de la misma, un tal Doctor Yassin Hankir, quien puso un tuit agradeciendo a los inversionistas y que decía: «Over and out», algo así como «cambio y fuera».
Savedroid se supone que usaría la Inteligencia Artificial para manejar las inversiones de las personas, y prometió una tarjeta de crédito que estuviese respaldada por una criptomoneda. El autor de este fraude manejó muy bien sus cartas, pues mostró que había una oficina perfectamente bien puesta además de que su fundador aparecía continuamente en eventos.
Alguien fue a ver las oficinas y encontró este desolador paraje:
La foto del señor Hankir muestra que la cerveza que tiene en la mano es egipcia, por lo que se asume que el hombre ya se ha ido a vivir a alguna de las ciudades de Egipto.
Dicen que nace un tonto cada segundo, y probablemente sea cierto, pero algo es claro: los defraudados ponen su confianza en un proyecto y evidentemente no esperan que el fundador del mismo huya de la noche a la mañana, a partir de que está en eventos, es popular y aparentemente tiene una empresa sólida para dar cauce al apoyo de los inversionistas.