Hace unos cinco años, un ejecutivo de Estados Unidos que era el jefe del portal en el que entonces yo estaba trabajando, sugirió que ofreciéramos los contenidos de un proveedor que tenía telenovelas argentinas y colombianas porque, decía, “los mexicanos aman las telenovelas”.
Mi recomendación fue que no era buena idea (el streaming todavía no era tan fuerte y las producciones no resultaban ser las mejores para la audiencia del portal), pero me llamó la atención la sugerencia y, en complicidad con quien editaba la sección de Espectáculos del sitio, empezamos a incluir más noticias relacionadas con las telenovelas y la televisión nacional en general.
Así, comprobamos que la alfombra roja de los Oscar o el divorcio de Lucero y Mijares atraían a más personas que la captura de Osama Bin Laden o las campañas presidenciales mexicanas, que una noticia de Julión Álvarez nos daba más clics que una cobertura del concierto de U2 en México o que los productos de nuestro proveedor TV Notas eran consumidos por más usuarios que los reportajes de fondo (y de gran calidad editorial y multimedia) de nuestros asociados de la BBC.
La mayoría de las decisiones editoriales o de programación en los medios en Internet se toman con base en esas mismas mediciones, las cuales, a diferencia de lo que pasa en la televisión, son inmediatas.
Casi siempre, lo que verdaderamente consume la audiencia de Internet es una tendencia diferente a los comentarios que se vierten en redes sociales. En ese entonces, detectamos que en Twitter “nadie” veía televisión, pero las estrellas del Canal de las Estrellas eran las que más usuarios únicos atarían al sitio. Irónico.
Netflix sabe muy bien esto, y hace unos días anunció orgullosamente que producirá dos nuevas series exclusivas para el mercado latino, una que trata sobre futbol (la segunda temporada de “Club de Cuervos) y otra sobre narcos (basada en la historia del “El Chapo” Guzmán).
La serie “El Chapo”, inspirada en las aventuras del narcotraficante (y, no, no será estelarizada por Kate del Castillo), será una coproducción entre Netflix y Univisión, la televisora en español más importante en Estados Unidos que en sus espacios cuenta con programas de variedades estilo “Hoy” y retransmite con éxito producciones mexicanas, como “La Rosa de Guadalupe”.
Mediante un convenio firmado por ambas empresas, Univisión transmitirá estas series, lo que la convierte en la primera televisora del mundo que trasmite programas de Netflix.
Así es: Netflix se estrena en televisión tradicional con programas de futbol y narco-series.
Y por si fuera poco, el anuncio de la serie “El Chapo” ya cuenta con la mejor promoción del mundo que, además, es la más barata: el escándalo, porque los abogados del narcotraficante mexicano que se escapó dos veces de la cárcel ya amenazaron con demandar a cualquiera (empezando por Netflix) que pretenda lucrar con la imagen o el nombre de “El Chapo”.
Netflix es uno de los argumentos que más usan los detractores de la televisión tradicional para decir que ese medio está acabado y que sus contenidos son basura, pero la realidad es que estas decisiones de negocio demuestran que en los sistemas on demand las audiencias no están consumiendo producciones muy diferentes.
Aunque se presenten con actores “alternativos” y como producciones de primer mundo, en esencia, muchos contenidos de Netflix van dirigidos al mismo tipo de audiencia de la TV tradicional. No olvidemos: los narcos son las nuevas Cenicientas.
Defender a Netflix se ha vuelto una especie de dogma de fe para un sector de los usuarios de Internet, tal y como se puede ver en los memes que lo comparan con Blim, en donde Netflix es “cool” y Blim es “chafa”; sin embargo, ambos tienen entre sus contenidos más vistos series de narcos y ahora competirán por tener la mejor producción de ese tema. Es más, antes de que surgiera Blim, una de las series más vistas en Netflix era “La Familia P. Luche”, producto con el que se promocionó al nuevo lanzamiento de Televisa.
Y es que parece que Netflix, a nivel global, quiere parecerse a la televisión tradicional. Por ejemplo, hace unas semanas presentó su propio Talk Show, “Chelsea”, el cual no tiene gran diferencia con cualquier otro que se transmita por las cadenas estadounidenses.
Lo más probable es que estás decisiones no sean culpa de Netflix, sino de temas comerciales, porque, al final, se trata de un negocio que cuesta millones de dólares. En ese caso, las culpables son las audiencias, que prefieren al “Chapo” en vez de, por ejemplo, un nuevo Frank Underwood.
Así que, por ahora, estamos viendo un importante cambio de formatos de distribución, pero todavía estamos lejos de ver un verdadero cambio de contenidos.
Así de simple.