La agencia espacial estadounidense informó en un tuit que se detuvo la cuenta regresiva 46 segundos antes del lanzamiento debido a una falla en la circulación de agua en la plataforma de lanzamiento.
El cohete Delta 2 debía despegar esta madrugada desde la Base Aérea Vandenberg.
Esta misión, valorada en 468 millones de dólares está diseñada para estudiar las emisiones del principal impulsor del cambio climático. Parte de ese dióxido de carbono es absorbido por los árboles y los océanos, pero el resto queda suspendido en la atmósfera, atrapando el calor del sol y calentando el planeta.
Los niveles de CO2 en la atmósfera varían con las estaciones y en distintas zonas del planeta. El Observatorio Orbital de Carbono-2, (OCO-2, por su sigla en inglés), podrá mirar con detalle la mayor parte de la superficie terrestre para identificar los lugares donde se produce o absorbe este gas de efecto invernadero.
Este es el segundo intento fallido de la NASA de poner en órbita un cohete con este fin. En 2009, la agencia lanzó una réplica del satélite a bordo de un cohete Taurus XL, pero minutos después del despegue, cayó al mar frente a la Antártida.
Los investigadores determinaron que una pieza del cohete que protegía el satélite no se separó como estaba previsto, lo cual impidió que entrara en órbita.