Uno de los personajes más emblemáticos de la tecnología, Seymour Papert, cuyas ideas e inventos transformaron cómo millones de niños aprenden y crean, murió el domingo pasado, el 31 e julio, en East Blue Hill, Maine. Tenía 88 años.
La carrera de Papert se basó en tres ejes: el desarrollo infantil, la inteligencia artificial y las tecnologías educativas.
Papert reconoció que la computadora podría ser usada no solamente para enviar información, sino también para que los niños pudiesen experimentar, explorar y expresarse por ellos mismos. El punto central de su teoría construccionista del aprendizaje es que las personas construyen conocimientos de formas más efectivas cuando se involucran activamente construyendo cosas en el mundo.
En 1968, por ejemplo, Papert introdujo la idea de que la programación de las computadoras y el depuración de los programas podría darle a los niños una manera de pensar por ellos mismos y aprender sobre su propio aprendizaje.
“Con una mente de este rango y creatividad, Seymour Papert revolucionó al menos tres campos, desde el estudio sobre cómo los niños interpretan el mundo, el desarrollo de la inteligencia artificial y la rica intersección entre la tecnología y el aprendizaje”, dijo el Presidente del MIT, Rafael Reif.
“La huella que dejó en el MIT es profunda. Hoy, en la medida que el MIT continúa expandiendo sus horizontes y profundizando en el aprendizaje digital, estoy particularmente agradecido con la visión de Seymour y esperamos que podamos construir sobre sus ideas, para abrir las puertas a todos los que quieran aprender sin importar su edad, alrededor del mundo”.
Papert nació en 1928 en Pretoria, Sudáfrica y estudió en la Universidad de Witwatersrand en ese mismo país, donde tuvo un grado en filosofía en 1949. Siguió un doctorado en matemáticas tres años más tarde.
Fue un activista en contra del apartheid en sus años de escuela. Papert entonces decidió irse a la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, de 1954 a 1958, donde se enfocó en la investigación matemática, logrando un segundo doctorado, ahora por la Universidad de Suiza, donde trabajó con el filósofo suizo y psicólogo Jean Piaget, cuyas teorías acerca de la forma en que los niños entienden el entorno cambió la manera de ver a los chicos y el aprendizaje en la visión de Papert.
De Suiza se trasladó a los Estados Unidos, en donde se inició en el MIT en 1963. Cuatro años más tarde se convirtió en profesor de matemáticas aplicadas y poco después fue codirector del departamento de Inteligencia Artificial y Ciencias de la Computación (CSAIL), laboratorio fundado por Marvin Minsky. En 1969 escribieron juntos el libro “Perceptrons”, el cual fue un parteaguas en la Inteligencia Artificial.
En 1958 Papert y Minsky se unieron al ex-presidente del MIT, Jerome Wiesner y el profesor del MIT, Nicholas Negroponte, para fundar lo que se llama ahora el MIT Media Lab, en donde Papert fue el líder en el grupo de investigación de Epistemología y Aprendizaje.
Papert fue uno de los primeros en reconocer el potencial revolucionario de las computadoras en la educación. A fines de los años 60, cuando una computadora podía costar miles de dólares, Papert tuvo la idea de Logo, el primer lenguaje de programación para niños.
Los chicos usaron Logo para programar los movimientos de una “tortuga”, en la forma de un pequeño robot o como un objeto gráfico en la pantalla. En su libro: Mindstorms: Children, Computers and Powerful Ideas (1980), Papert argumentó contra la idea de que “la computadora estaba siendo usada para programar al niño”.
El enfoque alternativo es que el niño programa la computadora y al hacer esto, adquiere un sentido de controlar una pieza de la tecnología más moderna a su alcance, estableciendo así un contacto íntimo con algunas de las ideas más profundas de la ciencia, de la matemática y del arte del construir un modelo intelectual.
En colaboración con Sherry Turkle, Papert exploraría cómo los objetos de la infancia han tenido una influencia profunda en el aprendizaje de los niños. En “Mindstorm”, Papert explicó cómo “se enamoró de los engranes”, como si fuese un niño, y cómo esperaba “el convertir la computadora en un instrumento lo suficientemente flexible para que muchos niños pudiesen crear por ellos mismos lo que se podían crear con los engranes”.
Papert fue profesor en el MIT desde 1974 a 1981. En ese último año comenzó una colaboración larga y productiva con la compañía LEGO, una de las primeras empresas que patrocinaron el Media Lab.
Las ideas de Papert sirvieron de inspiración al kit robótico de LEGO llamado Mindstorm en honor al libro de Papert. En 1989 LEGO patrocinó a un profesor del MIT en el Media Lab y Papert se convirtió en el Profesor de Investigación del aprendizaje. Después de que Papert dejara ese puesto, se lo transfirió de hecho a su colaborador de largo tiempo, Mitchel Resnick, el cual aún tiene es puesto.
“Para muchos de nosotros, Seymour cambió fundamentalmente la manera en cómo pensamos sobre el aprendizaje, la manera en cómo pensamos sobre los niños y la forma en la que pensamos la tecnología”, dice Resnick.
A finales de los 90, Papert se mudó a Maine y estableció “The Learning Barn and the Seymour Papert Institute”. También puso en marcha el Maine Youth Center, donde trabajó con chicos con problemas, es decir, aquellos que no han tenido casa o escuela y que han estado involucrados con alcohol, drogas y problemas psicológicos.
Además, fue junto con Negroponte y Kay, el inspirador de One Laptop per Child, que buscaba crear laptops de uso rudo para ser usados por los niños más pobres. La organización produjo más de 3 millones de laptops, que llegaron a niños en 40 países. “Cada una de estas laptops tiene a Seymour dentro”, dijo Negroponte.
Papert recibió numerosos premios: La beca Guggenheim en 1980, la beca Marconi international en 1981 y el premio Smithsoniano del ComputerWorld en 1997. En el 2001 Newsweek lo nombró uno de los innovadores más importantes de la educación en los Estados Unidos.
En el 2006, cuando estaba en Vietnam para una conferencia sobre la educación en las matemáticas, sufrió un problema cerebral grave cuando fue golpeado por un motociclista en Hanoi.
A Papert le sobreviven su esposa por 24 años, Suzanne Massie, quien colaboró en muchos proyectos con él; su hija Artemis Papert; y tres hijos adoptados: Robert Massie IV, Susanna Massie Thomas y Elizabeth Massi
Referencias: MIT