En la parte oeste de Hollywood, California, vive un autoproclamado “Apple freak” (fanático de Apple) que gastó alrededor de 80 mil dólares en automatizar todo lo imaginable dentro de su lujosa casa. Como es de esperar, el mando centralizado de todas las maravillas que existen en el inmueble es un iPad.
La automatización de casa puede ser un concepto antiguo, pero con la aparición de nuevos dispositivos inteligentes se ha hecho mucho más atractivo el uso de una interfaz integrada en el aparato que todos usamos a diario para tener control sobre puertas, persianas, luces y muchas otras cosas al interior del hogar. Por supuesto, tales adecuaciones no son baratas.
El caso aquí expuesto es el de Savan Kotecha, escritor de canciones y productor de 34 años que muestra al Wall Street Journal todo lo que puede hacer desde un iDevice que ha sido vinculado a diversos sensores y motores para crear la magia ante tus ojos.
La compañía Creston fue la encargada de instalar todo lo necesario en casa de Kotecha para que quedara como luce a cuadro. De acuerdo a la publicación, en los Estados Unidos existe un amplio porcentaje de personas que, al hacer lo mismo que Savan, prefieren un dispositivo Apple como mando.
“Nueve de cada diez propietarios de casas que han instalado esta tecnología en sus hogares usan dispositivos móviles, de acuerdo con la Asociación de Diseño de Control Modificado e Instalación,” indica Wall Street Journal. “Apple es el abrumador jugador dominante. Entre los que usan teléfonos inteligentes y tabletas en sus hogares, 87% usan dispositivos Apple”.
Ante esta tendencia, existen propuestas más económicas para lograr un resultado similar en el ambiente del hogar. Un proyecto ingresado al sitio de incubación Kickstarter, pretendía vender focos con luz LED que se vinculan a una red Wi-Fi y a su vez a un dispositivo móvil para permitir al usuario encender, apagar, cambiar el color de la luz, reducir la intensidad o hasta crear ritmos a través de el producto que se puede enroscar en cualquier socket estándar.
Siempre se tiende a soñar con el futuro y lo que se podrá hacer cuando lleguemos a él, pero la realidad es que ya existen avances suficientes para sentir que uno se encuentra con un pie dentro de esa realidad; solo habrá que esperar a que esto se vuelva más económico y común en diversas regiones del planeta.
Referencia: Wall Street Journal