Personas que celebraban en Niza el día nacional de Francia fueron arrolladas intencionalmente por un camión, lo que dejó como saldo decenas de muertos y centenares de heridos.
Como ya es normal en estos casos, la noticia corrió más rápido en redes sociales que en los medios de información, y fueron los ciudadanos que se encontraban en el lugar de los hechos los primeros que “reportearon” la noticia a través de dos herramientas básicas: un smartphone y un plan de datos.
Sin embargo, precisamente estos avances tecnológicos se están convirtiendo en una de las principales herramientas de las personas que quieren generar algún tipo de mal a la humanidad… y parece que les han resultado muy efectivas.
El terrorismo es la acción de provocar el terror en las personas con el fin de promocionar alguna ideología o lograr algún objetivo en particular, por lo que los medios de información son fundamentales para los terroristas, ya que así pueden llevar su mensaje a todas partes.
Pero con las redes sociales, la promoción del terror se ha vuelto más fácil e inmediata, ya que los videos, fotos, noticias y rumores se transmiten instantáneamente y sin ningún tipo de filtro, por lo que resulta una herramienta sumamente útil y efectiva para los terroristas.
Así, el atentado de este jueves en Niza se difundió de manera mucho más rápida que acontecimientos como los ataques a las Torres Gemelas de 2001 o alguno de los tristemente memorables secuestros de aviones en los 80, por el simple hecho de que cada individuo es capaz de multiplicar un mensaje en segundos.
Entonces, increíblemente, cuando los usuarios de redes sociales compartimos un video de algún acto terrorista, estamos ayudando a que el grupo o la persona que perpetró el atentado difunda su mensaje, estemos o no de acuerdo con él. Sí, así de fuerte.
Hoy, los terroristas tienen mucho más poder que antes, y quizá eso también contribuye a que se empiecen a registrar más ataques que en otras épocas de la humanidad.
¿Entonces qué hay que hacer? Es difícil de explicar, porque no se trata de evitar (o “censurar”) la noticia, sino que habría que ser, por ejemplo, más responsables en lo que consumimos y compartimos, es decir, cuidar que solamente sean hechos confirmados o información que ayude a otras personas. Se antoja difícil.
Pero por otro lado, no informar lo que está pasando genera especulaciones y rumores que, a su vez, también son caldo de cultivo para el terror.
Lo primero que debemos de entender es que estamos empezando a vivir en un mundo menos seguro, donde la información corre más rápido y para el que, definitivamente, la humanidad no estaba preparada. La tecnología de la información evolucionó más rápido que nosotros.
Por lo tanto, todas las personas que cuentan con un dispositivo conectado a internet están manejando un nuevo poder que, como suele suceder, si cae en las manos equivocadas, puede ser utilizado para provocar el mal. Eso es lo que están haciendo los terroristas con nosotros. Así de simple.