Uno de los grandes científicos del cómputo, pionero de la inteligencia artificial (IA), murió el domingo 24 de enero en la noche. Contaba con 88 años. Su familia ha dicho que murió a causa de una hemorragia cerebral. El Profesor Minsky, cuya gran parte de su trabajo la hizo en el MIT, fue uno de los fundadores del campo de la IA en donde demostró las posibilidades de impartir conocimiento y sentido común a las computadoras. “Marvin fue una de esas pocas personas cuya visión y perspectivas liberó a la computadora de ser una sumadora glorificada, para empezar a realizar su destino como uno de los amplificadores más poderoso del esfuerzo humano en la historia”, dijo Alan Kay, un científico de cómputo, amigo y colega del profesor Minsky.
Desde sus días como estudiante en Harvard, Minsky no encontraba diferencias radicales entre los procesos de pensamiento de los humanos y los de la computadora. A principios de los años cincuentas del siglo pasado, trabajó en las ideas computacionales que caracterizaban los procesos psicológicos humanos y produjo teorías sobre cómo dotar a las computadoras de inteligencia. En 1959 Minsky co-fundó con su colega John McCarthy, el proyecto de inteligencia artificial del MIT, que se llamaría más tarde, el Laboratorio de IA del MIT. A McCarthy se le da el crédito de acuñar el término “Inteligencia Artificial”.
Pero aparte de las labores propias de este laboratorio, hubo un impacto profundo en la industria del cómputo, que llevó a una cultura de computación y de diseño de software. Plantó la semilla de que la información digital debía compartirse gratuitamente, una noción que le dio forma a lo que ahora llamamos el movimiento de código abierto, que fue parte del proyecto original ARPAnet, el antecedente de lo que ahora es Internet. Minsky hizo todo tipo de labores en su trabajo académico: diseñó y construyó algunos de los primeros escáneres visuales y mános mecánicas con sensores táctiles. Sus avances influenciaron la robótica moderna. En 1951 construyó su primera máquina con una red neuronal que aprendía, la cual se llamo Snarc.
En 1956, aún en Harvard, inventó el primero microscopio de barrido, con una resolución superior y calidad de imagen de manera tal que aún se usa en las ciencias biológicas.
Marvin Minsky tenía múltiples y variados intereses. Aparte de hacer un grado en matemáticas en Harvard, también estudió música y era un estupendo pianista. Le encantaba sentarse frente al instrumento y deleitar a su audiencia con fugas barrocas improvisadas.
Minsky fue galardonado con muchos premios en su vida, pero en 1970 se le otorgó el Premio Turing, quizás el reconocimiento más importante en el mundo de la computación. “Fue un icono que atrajo a los mejores”, dijo Nicholas Negroponte, el fundador del Media Lab del MIT y exdirector del mismo. Le sobreviven al profesor Minsky su esposa Gloria (médico), dos hijas, Margaret y Juliana Minsky, un hijo, Henry, una hermana, Ruth Amster y cuatro nietos.
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