¿Te gusta que te roben? ¿Estás dispuesto a pagar “litros de a menos de un litro”? En este país lleno de contrastes y donde parece ser que la máxima “el que no tranza no avanza” sigue imperando para muchas actividades comerciales (y de índole general) el asunto de que las gasolinerías no surten litros completos, posiblemente llegue a su fin pero “por las buenas”.
¿Y luego? Supongamos que esto ya funciona, entonces vamos a “la gas”, pedimos el tanque lleno, por ejemplo, y comprobamos que en la bomba indica “35 litros”. El sensor junto con la app reporta que en realidad “pasaron” unos 33 … es decir, el concepto generalizado que nos roban cuando cargamos gasolina de repente se le ponen números y tecnología. ¿Dónde quedaron los otros dos litros? En el tanque del dueño de la gasolinería y el dinero pagado en sus cuentas de banco. Así de simple y vil es este robo hormiga en este querido país y que además es conocido por autoridades sin que puedan –o más bien quieran- hacer algo.
Entonces, ya que tengo registrado que no surtieron lo que realmente corresponde, ¿qué sigue? La maravilla de las redes sociales y las telecomunicaciones. Con un botón, me imagino, se “reporta” que esa estación de servicio no cumple y entrega “medio-litros” pero cobra la tarifa completa. Así, con el uso constante de los sensores y la app, el registro se hará más preciso y sabrás en donde no pararte ni por equivocación, ya que ahí está reportado el robo hormiga de combustible. Que a fuerzas lo tenemos que comprar al mismo proveedor, quién en otros tiempos usaba la recontra chocante frase que siempre me reventó: “Orgullo y fortaleza de México”. Nos libren todos los dioses en todos los cielos del recientemente fotografiado Plutón que Pemex sea el “orgullo” y “fortaleza” de México.
Regresando al tema tecnológico, el éxito de este emprendimiento (como ahora se le llama elegantemente a los negocios de toda la vida) está en dos asuntos: que el sensor sea fácil de usar, no falle y que la app funcione de forma óptima. ¿Por qué? Para que todos salgamos beneficiados. Incluso, mencionaron los creadores que se va a poder usar la app sin tener el sensor, con el fin de poder cargar en las gasolineras menos ratas de la región.
Me da tristeza escribir esto. Me da pena tener que auxiliarnos de la tecnología y gastar de nuestros bolsillos para poder contrarrestar una práctica que se encuentra incrustada en nuestro entorno social. Pero como los tiempos son de cambios y de adaptación, yo estoy más puesto que un calcetín para ser de los primeros en probar la tecnología y, claro, contribuir a formar el mapa de las gasolineras más ratas y menos ratas de este país hasta poder exterminarlas por la simple falta de clientes. ¿Le entramos?