Uno podría pensar que gracias a Internet la libertad de expresión ya es un derecho casi que viene por omisión. Sin embargo, hasta en esto hay quien quiere regularlo, por ejemplo, pensando en quienes usan las redes sociales para alimentar el odio racial, la violencia o el terrorismo en línea.

La Comisión de la Unión Europea ha advertido a Facebook y a Twitter para que hagan mucho más de lo que estén ya haciendo para borrar «contenido ilegal incitando al odio, la violencia o el terrorismo en línea». Y aunque ya se ha dicho que esto no es nada nuevo, en el Reino Unido, las medidas propuestas por la Unión Europea han empezado a dar de qué hablar.

La UE dijo que las plataformas deben agendar puntos de contacto dedicados con las fuerzas policiales y otras agencias estatales para hablar sobre los contenidos presumiblemente ilegales, así para tomar en cuenta la posibilidad de moderadores de contenidos e invertir en «tecnologías automáticas de detección». Además, los contenidos ilegales deberían ser borrados en «tiempos específicos».

Todo hasta aquí parece directo y en realidad ya la UE había hablado antes de esto, al menos desde la perspectiva británica. Pero queda un punto que hizo que las cosas se pusieran más complicadas. La UE comentó: «Las comunicaciones hoy en día son el primer paso y las iniciativas a seguir, las cuales dependerán de las acciones de las plataformas en línea para implementar pro activamente estas guías ya mencionadas. La Comisión monitoreará con atención los progresos hechos en las plataformas en línea en los próximos meses y de acuerdo a los resultados, podría indicar medidas adicionales que deberán ser tomadas en cuenta».

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Pero para algunos analistas esto es como decir: «arrodíllense ante nosotros o dañaremos sus negocios con nuevas leyes que los involucren directamente a ustedes». Y de hecho, quizás esto podría ser el primer tabique en la construcción de algún esquema para que los gobiernos empiecen a controlar lo que hasta ahora no han podido hacer, a través de un sinfín de propuestas como SOPA, etcétera. La realidad es que las cosas pueden ponerse feas en un sentido estricto para decidir finalmente quién manda.

La comisionada de la UE Vera Jourova añadió: «Las reglas de la ley se aplican tanto para los asuntos en línea como para los que ocurren fuera de línea. No podemos aceptar un ‘wild west’ (un oeste salvaje) y debemos actuar. El código de conducto al cual llegué a un acuerdo con Facebook, Twitter, Google y Microsoft, muestra que un enfoque auto-regulatorio puede servir como un buen ejemplo y llevar a resultados. Sin embargo, si las compañías no hacen caso o cometen omisiones, nosotros tomaremos cartas en el asunto».

El experto en ciber-leyes, Graham Smith, de la firma londinense Bird & Bird no se impresionó ante el discurso de la UE, apuntando que «podría institucionalizar este tipo de proceso para muchos tipos de acciones supuestamente ilegales, incluyendo asuntos civiles como la difamación, donde los gobiernos no han iniciado a todo esto ninguna petición para ser borrados»

Y continúa: «Todo esto se basa fuertemente en el sistema de los moderadores, pero hay muy poco que pueda asegurar las acciones correctas de estas personas. Una autoridad no es una corte. Mucho de lo que se salvaguarda pasada una vez que una acción ilegal ha ocurrido y el borrar dicha acción consiste en una serie de procedimientos para implementar en las plataformas. Esto es un gran sistema de borrado que por omisión no tiene escrutinio a priori independiente para notificar sobre una decisión».

Para colmo, lo que la UE proclama parece que viola el Artículo 15 de la UE Dirección de Comercio Electrónico, que de acuerdo a Smith, apunta a que dentro de las propias reglas de la UE «se prohíban las plataformas por habérseles impuesto obligaciones de monitoreo a ellas».

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La UE ha definido sus relaciones con los grandes negocios en línea, a través de procesos legales en las últimas décadas, esto incluye el caso llamado Microsoft antitrust, o bien las discusiones sobre lo que Google hace con la información que recaba de los usuarios, y ahora esto, que intenta ganarse una oportunidad de echar a andar sus músculos regulatorios y reinar sobre los peores excesos de las compañías estadounidenses que dominan el mercado del consumidor vía la WWW.

Da la impresión de que más allá de querer regular los ataques de odio, violencia o terrorismo dentro de las redes sociales, lo que busca la UE es empezar a controlar finalmente a las empresas en línea y por ende, a la red de redes, Internet, a través de medidas que podrían contemplar multas y castigos para los que violen las ideas propuestas por la UE misma.