En los años 60, el sueño era llegar a la Luna. El presidente de Estados Unidos en ese entonces, John F. Kennedy, puso esa meta a su país, advirtiendo que debería lograrse antes de que llegaran los años 70. La hazaña se logró en 1969 pero ya Kennedy no pudo verla, pues fue asesinado en 1963. Hoy el nuevo sueño es llevar a un hombre a Marte, lo cual técnicamente es mucho más complejo pero considerando la terquedad humana, no se duda en que se logre dicha nueva hazaña.
Para ello hay muchos esfuerzos, tanto privados como públicos. Por ejemplo, está la estación de investigación en el desierto sobre Marte, operada y administrada por la Mars Society, la cual se encuentra en Utah y que busca apoyar la investigación en este campo, con la finalidad de observar las posibles problemáticas que enfrentarán los eventuales primeros seres humanos en el planeta rojo. Las “misiones” (simuladas) en esta estación duran entre dos y tres semanas.
Pero llegar a Marte llevará algunos años aún y mientras tanto, estudiantes de la UNAM han estado ya en estas instalaciones, apoyando a la investigación. Yair Piña, estudiante de la Facultad de Ciencias, es parte de la primera misión latinoamericana que trabaja en la estación.
Desde el desierto de Utah, donde está enclavada la instalación “espacial”, Piña dijo:
“Creemos que podemos hacer conocido lo desconocido, romper barreras, alcanzar las estrellas, y eso para nosotros es el viaje a Marte. No es un sueño, estamos aquí aportando lo nuestro, solucionar los retos que habrá allá.
Se aplica lo aprendido para que todo salga bien. No debemos fallar porque los recursos están limitados. No podemos gastar agua, electricidad ni los reactivos que usamos en las muestras. Sólo podemos salir una vez al día por dos horas”
Como puede verse, más allá de las investigaciones que puedan realizarse, es claro que los miembros de esta misión latinoamericana habrán aprendido el valor de lo que se tiene y de las limitaciones que muchas veces simplemente no tomamos en cuenta en nuestra vida cotidiana. De hecho, el ir a Marte implicará enormes desafíos porque todo será restringido, inclusive la comida de los viajeros, que tendrá que alcanzar para un viaje de 9 meses de ida y otros tantos de vuelta (si es que se pretende que regresen a la Tierra).
Por ejemplo, en la estación de Utah la comida es deshidratada, en polvo, y las raciones son pequeñas. Piña indicó que traían ya una cooperación con la Universidad de los Libertadores para el tema de la cápsula Aztratos. Su colega colombiano, Camilo Andrés Reyes, va a poner un sistema para recolectar muestras de la atmósfera; con Yendri Corrales se le han ocurrido muchas ideas sobre los distintos materiales que se pueden encontrar en el desierto y los va a estudiar a través de la termoluminiscencia con su tutor Epifanio Cruz Zaragoza, del Instituto de Ciencias Nucleares.
Como puede verse, hay mucho que estudiar y más que aprender. Más allá de si se llega a Marte o no, esta estación desértica en Utah es sin duda un muy buen esfuerzo de aprendizaje para los estudiantes del área de ciencias. Vamos a seguir con detenimiento los avances de la estación y de los mexicanos de la UNAM en este trabajo que se presenta muy interesante.
Referencias: Gaceta UNAM