La nave Rosetta hizo aterrizar en el cometa 67P una sonda llamada Philae, la cual aparentemente cayó dando tumbos en la superficie del mismo y eventualmente se posó en una posición en la que el Sol no le daba directamente, por lo que sus baterías solares se agotaron en unas 54 horas. Pasaron entonces unos meses hasta que el cometa se empezó a acercar al Sol y los científicos predijeron que había buenas chances de que Philae regresara a comunicarse con el equipo que controla la misión… Y así ocurrió. Sin embargo, aparentemente Philae ha perdido contacto de radio con Rosetta, con quien se comunica y que a su vez, reenvía a la Tierra las comunicaciones. Sin embargo, se sigue observando a las naves esperando que se pueda continuar la comunicación con el control en Tierra.
No se sabe las razones por las cuales hay este nuevo silencio y los científicos de la Agencia Espacial Europea tienen un número de ideas sobre lo que pudo haber pasado. De acuerdo a los datos de la telemetría, la cantidad de luz solar que le llega a Philae ha alterado de alguna forma que no puede ser explicado por el momento por el cual pasa el cometa. Teorizan, sin embargo, sobre una única posibilidad: las emisiones de gases debajo de la superficie de Philae, que es del tamaño de una lavadora de ropa, ha afectado las comunicaciones y la antena de la sonda ya no está apuntando a la trayectoria de Rosetta.
Otro factor que cita la ESA es que Philae, que tiene dos transmisores y receptores, con uno de ellos dañado y entonces, el control de la misión está mandando órdenes ciegas a la sonda para que cambie al transmisor funcional en lugar de que vaya intercambio entre ambos, como se programó originalmente. «Philae es aún funcional, porque sigue mandando datos aunque lo hace a intervalos irregulares y en momentos inesperados», dice el gerente del proyecto Stephen Ulamec. «Muchas veces hemos temido que la nave se quede apagada, pero repetidamente nos ha mostrado que sigue encendida».
La ESA dice que Rosetta se ha mantenido en órbita del cometa 67P a una altitud de 153 a 180 kms. de la superficie, esperando contactar a Philae, pero la presencia cada vez mayor de polvo, en la medida que se acerca al perihelio, ha obligado a los científicos a cambiar de órbita de unos 170 a 190 kms. de la superficie. Independientemente de sus intentos de recontactar con Philae, Rosetta seguirá en su misión científica. «Y aunque ahora la misión se enfoca en el orbitador Rosetta, seguiremos intentando, una vez que pase el perihelio, de obtener los paquetes de datos de Philae una vez que podamos establecer un enlace estable», dijo Patrick Martin, el gerente de la misión Rosetta.
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