La distracción de la audiencia acerca de este tema, en realidad, no se debió tanto al Mundial, como tanto se discutió, sino por lo complejo de algunos de los puntos que se trataron y sobre todo porque –honestamente- los implicados están más allá de la población en general.
La ley de Telecomunicaciones se promulgó hace un par de semanas, y entrará en vigor a la mitad de agosto sin grandes cambios en lo general de su versión original y con más promesas que cambios concretos.
Esta ley, tan discutida por activistas de sofá a través de redes sociales y a la que importantes comunicadores prefirieron darle la vuelta debido a que emitir una opinión podía ir en contra de los intereses de los medios en los que trabajan, finalmente no llegó al fondo de muchos temas, como las concesiones de televisión o el llamado “apagón analógico”, al que sí se le puso fecha (31 de diciembre de 2015), pero no garantías para que en verdad suceda.
En cuanto a la afectación que pudieran sufrir los medios en Internet, la ley también es difusa y propensa a la interpretación de cada quién, caso similar al de la llamada “geolocalización”, que, en el fondo, sin considerar todas las implicaciones éticas, simplemente aprovecharía la tecnología con la que cuenta cualquier smartphone.
Otros temas, como los teléfonos celulares desbloqueados, la eliminación del roaming nacional y la larga distancia sin costo son los puntos que se volvieron más populares entre los usuarios (al final, representan un beneficio para ellos) y, por lo tanto, a los que se les dio más difusión.
Hubo temas que fueron más discutidos en redes sociales que por los legisladores, como el acceso a Internet, el cual quedó prácticamente como estaba, incluyendo algunos de los temas que tanto espantaban a los tuiteros y aderezado con el pomposo anuncio de la creación de decenas de puntos de “Internet gratuito”, el cual resulta un tema utópico, ya que ese acceso se tendrá que pagar de alguna forma… o dicho directamente: se pagará de los impuestos… que pagan todos… incluyendo los futuros usuarios de esos puntos de acceso a Internet gratuito.
También se anunció la creación de una cadena de televisión pública, algo que a principios de los 90 se consideró innecesario, por lo que el Gobierno de aquellos años decidió deshacerse de una cadena nacional de canales de TV pública similar con presencia en todo el País, llamada TRM, y la convirtió en un paquete que puso a la venta para que se convirtiera en lo que hoy es TV Azteca.
Así que, a pesar de que fue muy esperada, la reforma en Telecomunicaciones terminó pasando desapercibida para la mayoría de las personas, vieran el Mundial o no, y seguramente en un sexenio próximo estaremos viendo otra discusión similar en las Cámaras que otra vez sea calificada como “una oportunidad histórica”. Así de simple.