Tener acceso a Internet es algo tan cotidiano como el tener luz. Sabemos muy bien que cuando nos quedamos sin fluido eléctrico, se detienen un número grande de actividades, incluso estando en casa y no necesariamente en el trabajo. Pero ahora, en estos tiempos modernos, quedarse sin acceso a la red de redes parece convertir a nuestra computadora en algo poco menos que inútil.
Hoy me pasó y por ello la reflexión. Encendí mi computadora y no había acceso a la red mundial. Primero pensé que era un problema de algún servidor de mi correo, que falla un día sí y otro también, pero no, simplemente no había Internet en casa.
Así que decidí hablar al proveedor del servicio y cuando finalmente “uno de sus ejecutivos” me atendió, me pidió que hiciese un par de pruebas, que le dijese el número telefónico desde el que hablaba e inclusive, el número del módem, vio que nada pasaba para restaurar el enlace y decidió generar el reporte correspondiente y he aquí que de 5 a 7 días podrían pasar para que viniesen a arreglar la dificultad.
No todo estaba realmente perdido, podía usar mi teléfono como hotspot móvil y así tener Internet para ver mi correo o hacer las cosas fundamentales, pero el punto es que de pronto noté que en mi trabajo cotidiano podía estar escribiendo algo, o programando quizás, y buscando con frecuencia en páginas web algún fragmento del código que quizás no me salía y que pensaba alguien más ya habría escrito.
O bien, cuando decidí revisar cierta bibliografía y de nuevo caí en la cuenta de que no tenía acceso. Esto va más allá de la frustración que nos invade. Está uno como atado de pies y manos en muchos sentidos.
Internet, el acceso a todo este mundo de información va más allá de poderse conectar a las redes sociales, por ejemplo, que francamente puedo omitir sin mucho problema, pero no así mi correo electrónico, el cual me parece fundamental hoy en día. Digamos que ciertas herramientas modernas de la red de redes ya se han integrado con nuestro trabajo y vivir cotidiano y cuando no están, entonces estamos como desamparados.
Y ya llegando al final del artículo quiero subirlo al servidor de Unocero pero de nuevo caigo en la cuenta de que no hay acceso a Internet. Es increíblemente frustrante. Y he aquí cuando caigo en la cuenta de lo dependiente que somos de la tecnología. Ya Internet no es un lujo, es una verdadera necesidad.