Después de que la semana pasada los sitios Gizmodo y Wired aseguraran haber encontrado al creador de Bitcoin, un empresario australiano de Craig Wright, alguien que supuestamente dice ser Satoshi Nakamoto (el primer nombre que se vinculó con el creador de la criptodivisa), publicó en la listas de correo de la moneda virtual que él no es Wright.
“No otra vez esto. Yo no soy Craig Wright. Todos nosotros somos Satoshi”, es lo que se puede leer en dicho mensaje, proveniente del correo electrónico [email protected], el cual es el que supuestamente siempre ha usado el creador de Bitcoin.
Sin embargo, hay que recordar que una dirección de correo es fácilmente de falsificar, por lo que muchos aún no están convencidos de que este mensaje vino del propio Nakamoto, sino de algún fan que quiere proteger la identidad de su ídolo.
Este estilo de negación es muy parecido a una publicación hecha en marzo de 2014 desde otra cuenta asociada con Nakamoto, después de que Newsweek nombrara a un americano japonés llamado Dorian Satoshi Nakamoto como el verdadero hombre detrás de la criptodivisa. En ella, se podía leer “Yo no soy Dorian Nakamoto” en forma de código.
Por ahora, la identidad del creador de Bitcoin sigue siendo uno de los más grandes misterios de nuestra era. Aún hay muchas preguntas sin responder sobre Craig Wright y ninguna prueba irrefutable de que es Satoshi Nakamoto. El registro a su casa al parecer no estaba relacionado con las supuestas teorías de Gizmodo y Wired acerca de que él era el desarrollador de la divisa digital, sino con posibles problemas con la oficina de impuestos australiana.
Mientras la búsqueda continúa, Bitcoin tuvo una nueva remontada después de que su valor fue cayendo poco a poco a partir del otoño de 2014, ya que ahora vuelve a superar los 400 dólares al colocarse en los 455.7 dólares, lo que augura una nueva época de oro para la moneda totalmente anónima, a pesar de que siguen siendo pocos los países que consideran a Bitcoin como una divisa, por lo que será interesante ver cómo sigue evolucionando su valor, uso y legislación.
Referencia: The Guardian