En el campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial del norte de África, los soldados heridos eran millones y la morfina era casi siempre escasa. En una ocasión, el doctor militar, Henry Beecher, necesitaba operar un soldado, pero no tenía ninguna medicina para controlar el dolor.
Una enfermera desesperada agarró un frasco de agua y sal, llenó una jeringa, y milagrosamente, el dolor del soldado desapareció. Cuando Henry Beecher volvió a la Universidad de Harvard después de la guerra, encontró que un rango de dolencias, que van de heridas de disparos a un común resfriado, podían ser tratadas con medicina “falsa”.
Lo anterior es conocido como el efecto placebo, del latín “Debo complacer”. Pero ¿qué hay en esta clase de medicamentos? El placebo perfecto tiene un aspecto, color y sabor igual a la medicina con la cual es comparada. Idealmente, contiene todos los ingredientes inactivos de la pastilla real pero no incluye los ingredientes activos de la misma.
Algunos placebos pueden incluir azúcar y es por eso que generalmente son llamados “pastillas de azúcar”, así como celulosa de las plantas, maicena o levadura, junto con otros ingredientes comunes que juntan la pastilla y otros que ayudan a que se deshaga en tu estómago.
En un estudio, investigadores comprobaron que una cápsula de placebo funciona mejor que un placebo en tableta y que las inyecciones de placebo funcionan mejor que las propias cápsulas; incluso tener una larga charla con un doctor antes de tomar el placebo puede aumentar su efecto.
Claramente, la eficacia de un placebo está vinculada con nuestra percepción de cuán sofisticado es el tratamiento. Hasta pastillas de colores pueden hacer una diferencia. Por ejemplo, las pastillas placebo para dormir son mejores si son azules, los placebos rojos son mejores como estimulantes o analgésicos, y los placebos amarillos son mejores antidepresivos.
Es increíble ver como una cosa sin ningún valor terapéutico puede ser mejor que otra cosa con… absolutamente ningún valor terapéutico. Algunos efectos placebo son fáciles de explicar, pero no podemos solo escribirlos como trucos psicológicos falsos, ya que los placebos pueden llevar a cambios químicos muy reales en nuestros cuerpos.
Por ejemplo, pueden causar que el cerebro libere sus propios analgésicos químicos naturales y hasta pueden mejorar síntomas en pacientes de Parkinson para liberar dopamina. Por supuesto, tienen sus limitantes, ya que no pueden achicar tumores, curar infecciones o hacer crecer las extremidades del cuerpo.
En la época actual, antes de que las empresas de medicamentos puedan vender una nueva medicina, tienen que probarla contra un placebo. La idea es simple: dale a un grupo de pacientes una pastilla de azúcar o algo, y al otro grupo la verdadera medicina, luego ve qué pasa. Al final, sólo resta la mejora en el grupo del placebo del otro grupo, y deberías ver si el medicamento tiene un efecto verdadero.
Sin embargo, cosas extrañas están pasando en estos días. Aún con todos nuestros avances en la ciencia, más y más medicamentos están fallando para pasar la prueba del placebo. Es como si el efecto placebo se estuviera haciendo más fuerte.
En países como los Estados Unidos, los medicamentos pueden ser comercializados directamente a los consumidores. “¿Te sientes sano, feliz y cómodo? No estás sufriendo de dolores de cabeza, indigestión o irritabilidad? Una falta de síntomas pueden ser síntomas de antihipocondría, comúnmente conocida como desorden de enfermedad invisible. ¡Pero ahora está Contradictol! El Contradictol trae dolencias escondidas a la superficie para que puedan ser tratadas con otras medicaciones. Pregunta a tu doctor si Contradictol es lo mejor para ti”.
Todo ese marketing ha aumentado nuestras expectativas de lo que puede hacer un medicamento y como resultado, algunos antiguos como el Prozac, hoy les va más mal en las pruebas placebo que cuando recién se estrenaron.
Este creciente efecto placebo está haciendo difícil ver qué medicamentos verdaderos en realidad funcionan. Pero la cosa no termina ahí, ya que en un estudio reciente, se les dijo a pacientes que iban a recibir placebos y aún así sentían los verdaderos resultados; seguramente porque los doctores también les dijeron que los placebos generalmente curan los efectos.
Claramente, el ingrediente crítico en un placebo es la expectación. Si llegan a funcionar, lo hacen porque nosotros esperamos que pase, tanto que un medicamento falso puede hacer sentir a un paciente peor, si es lo que está esperando.
Entonces, si los placebos son tan efectivos ¿por qué no usarlos como medicina verdadera? Bueno, prescribir es una cosa pero decirle a un paciente que está tomando algo diferente puede terminar en decepción, y de acuerdo a Hipócrates, pequeñas mentiras blancas como esas no están bien.
Pero muchos doctores piensan que partes del efecto placebo aún pueden ser usadas sin hacer que la práctica se convierta en un carnaval. Hay mucho que no sabemos sobre cómo y por qué algunas veces nos mejoramos, pero además de todas las medicinas asombrosas que tenemos, es bueno saber que el cerebro tiene un cuidado médico de calidad en él.
Así que la próxima vez que te enfermes, quizás te alivies con sólo saber que siempre llevas a un excelente doctor dentro de ti.
Referencias: WebMD, HowStuffWorks, NHS