En la televisión mexicana, Jacobo Zabludovsky, -que murió hoy a los 87 años-, fue una de las primeras personas que aprovecharon la tecnología para dar noticias, pero su símbolo más icónico fue un gadget que hoy es un clásico: unos enormes audífonos.
En los 70, donde el gadget más llamativo era una consola (un enorme tocadiscos con grandes bocinas), los audífonos que usaba Jacobo eran un símbolo de despliegue tecnológico, de vanguardia, de estar al día, de usar todos los recursos para la televisión, una imagen hasta futurista, pues… pero varios años después, en una conferencia, alguien le preguntó hacia dónde estaban conectados, a lo que él respondió: “a ningún lado”.
Jacobo con sus audífonos informando la muerte de John Lennon
https://youtu.be/OPgpPYnX4sE?t=76
Y sí, esos modernos y grandes (muy grandes) audífonos eran sólo parte de su vestuario, parte del show, como también lo eran unas llamadas telefónicas que, supuestamente, interrumpían el ritmo del noticiero y que una telefonista (que se llamaba simplemente “Lupita”) le pasaba a través de un conmutador que solía fallar al aire cuando Jacobo oprimía el botón de la “línea 2”.
Esas llamadas, que supuestamente eran de última hora, solían ser de larga distancia, para que sus corresponsales en Madrid, Israel, el Vaticano o Washington le comentaran hechos que, inclusive, se habían registrado un par de días antes o que, aprovechando la inocencia que todavía tenía la TV, eran hasta previamente grabadas.
Los enlaces vía satélite, cuando eso todavía parecía sacado de la ciencias ficción, fueron otro de los despliegues tecnológicos que gustaba presumir Zabludovsky, y que, años después, fue la punta de lanza para anunciar un sistema de noticias en español que seguía los pasos de CNN y que llevaba por nombre ECO, canal que se vería en toda Latinoamérica y España, lo que, en 1988, fue un importante adelanto en temas de globalización y telecomunicaciones.
La escenografía de ECO también pretendía mostrar tecnología, ya que fue la primera vez que se vio en México que en el set de un noticiario se presumiera la redacción y los monitores en los que se veían otros canales de TV o se editaban las noticias que se transmitirían minutos después al aire.
Jacobo Zabludovsky en el set de ECO
Pero el momento en el que Jacobo Zabludovsky mostró que contaba con uno de los mayores despliegues tecnológicos, literalmente, en la palma de su mano, fue cuando, minutos después del terremoto del 19 de septiembre de 1985 que dejó incomunicada a la Ciudad de México (se interrumpió la telefonía y energía eléctrica, mientras que la televisión salió varias horas del aire), realizó una transmisión en vivo a través de la radio (en la XEW) directamente desde el teléfono que tenía instalado en su coche, varios años antes de que la telefonía celular llegara al País.
Durante unas cuatro horas, Jacobo fue el único periodista que recorrió el centro de la ciudad y narró en vivo cómo las personas se habían organizado para rescatar a quienes habían quedado atrapados en los escombros de los edificios de zonas como Paseo de la Reforma y Eje Central, así como el momento en el que presenció cómo su oficina (en Televisa Chapultpec) estaba reducida a escombros.
Manejando con una mano y en la otra sosteniendo el teléfono (cuyo auricular todavía tenía un cable que le impedía separarse del coche cuando, por ejemplo, realizaba una entrevista durante esa cobertura), el periodista pasó sobre montones de escombros y circuló en sentido contrario, pero siempre manteniendo abierta la comunicación, gracias a que ese aparato funcionaba con un sistema de radio y no, como ahora, de celular.
Jacobo transmitiendo desde el teléfono de su coche el 19 de septiembre de 1985
Así, durante muchos años, Jacobo Zabludovsky fue uno de los pioneros en la forma de presentar noticias en la televisión aprovechando y presumiendo los avances tecnológicos, cuando éstos todavía parecían sacados de la ciencia ficción.
Sobre la manera en la que decía o no la verdad y si estaba o no cercano al poder, se puede hablar en otra parte. Aquí, sólo recordamos al Jacobo gadgetero.
Así de simple.