La tecnología se mueve muy rápidamente, es cierto, pero los avances no se dan cotidianamente. Hoy tenemos computadoras que corren a unos 3.5 GHz, capacidades en disco duro que sobrepasan el terabyte, discos de estado sólido, unidades USB que pueden guardar ya 64 GB o más, teléfonos móviles que son capaces de comportarse como computadoras en toda la extensión de la palabra, etcétera. Pero todo esto siempre parece poco y además, las compañías dedicadas a la tecnología siempre buscan darnos un extra, un valor agregado, algo que nos haga cambiar, por ejemplo, de equipo.
Y en este extra de pronto ocurre que no es tan fácil hacer una innovación. Por ejemplo, el iPhone fue el primer teléfono con pantalla multitáctil y eventualmente ya todos los teléfonos inteligentes siguieron esa tendencia.
La pantalla multitáctil se volvió lo suficientemente fina para desplazar la pluma de plástico, el “stylus”, y se usó entonces el dedo incluso como mecanismo para escribir letras en la pantalla libremente (sin necesidad de teclado). Llegaron pues innovaciones que se volvieron estándar en los equipos y entonces las empresas que fabricaban estos “gadgets” se habrían preguntado… ¿Y ahora qué más ponemos?
Y entonces salieron con esquemas para poner la huella digital o bien, incorporar cámaras de cada vez mayor resolución. Pero esto ya no era tan novedoso. Quizá antes teníamos cámaras de 4 megapixeles y ahora eran de 10 megapixeles. Un avance, sin duda, pero en algún sentido ya era “más pan con lo mismo”.
Y entonces, Apple, que siempre se ha caracterizado por llevar la batuta en lo que se refiere a innovaciones tecnológicas, decidió hacer más delgado su teléfono pero ¡ay! el conector de los audífonos era más grueso de lo esperado y entonces, en una maniobra que sonaba a innovación, decidieron quitar esa entrada y hacer que los audífonos tuviesen que ser inalámbricos.
Y sí, suena interesante la idea pero ¿es práctica? ¿cuáles son las probabilidades de perder los audífonos que venían con cable a los que vienen de manera inalámbrica? Es posible que estos nuevos artefactos para escuchar música sea más fácil perderlos, o perder uno de ellos, cosa que con los audífonos anteriores eso no podía pasar.
Para colmo, estos nuevos audífonos no sólo son más costosos, sino que aparte, requieren tener suficiente pila para poder escuchar música. Con los audífonos anteriores esto no ocurría. Entonces resulta que los nuevos audífonos posmodernos son más una tecnología que quiere innovar pero que en el fondo nadie quiere tener. Yo veo en la siguiente generación de teléfonos de Apple, el regreso de los audífonos con cable (quizás con una nueva entrada más delgada), pero que demostrarán que esta innovación no fue exitosa.
Figured out how I'm gonna keep these AirPods from falling out of my ears pic.twitter.com/5AKmzVIX5b
— Andrew Cornett ✨ (@amotion) December 21, 2016
Y lo mismo puedo decir del gadget de hace un par de años, los relojes inteligentes. Ya hablé de ellos en otro artículo pero me queda claro que esa necesidad de tener que cargarlos para poderlos usar al día siguiente termina siendo una obligación molesta porque finalmente estos relojes son una mera extensión del teléfono. Mi opinión es que serán gadgets que a la larga a nadie le va importar deshacerse de ellos.
Pero quien crea que exagero, pensemos en el “boom” de las televisiones 3D. Hubo un momento que incluso fue el tema en la conferencia de electrónica de consumo en las Vegas, que se hace a principios de cada año. Todo eran películas 3D, videos 3D, televisiones más o menos grandes, en donde los usuarios “disfrutaban” estas películas con los imprescindibles lentes especiales. Y el boom se terminó y se apagó la moda y la gente regresó a ver la televisión de alta definición en 2D sin mayores problemas.
En resumen, no todas las innovaciones tienen sentido y muchas de ellas son francamente prescindibles. Desafortunadamente nos han acostumbrado a que cada año tiene que llegar un nuevo paquete de novedades tecnológicas que el año anterior no existían y entonces, los fabricantes se quiebran la cabeza y salen con algunas innovaciones francamente olvidables.
¿Qué otras innovaciones le parecen al binario lector de unocero absolutamente prescindibles?