Es posible que desde que el cómputo casero logró hacerse de hardware más poderoso, como tarjetas gráficas con mucha resolución, con capacidad para 16 millones de colores, aunado con el desarrollo del software como por ejemplo, Photoshop, el cual puede hacer maravillas con las imágenes fijas, hoy en día cualquier imagen es susceptible a pensarse como trucada. Si alguien nos muestra una fotografía en donde se ve, por decir algo, un platillo volador, bien podemos dudar de la veracidad de esta imagen con tanto editor gráfico en el mercado. Sin embargo, el video parecería más difícil de engañarnos, pero quizás sea el momento en el que debemos reconsiderar esto.
Ahora hay un sistema que puede poner palabras en la boca de otra persona, incluyendo las expresiones en su rostro. El sistema trabaja tomando un fragmento de un archivo en video en donde esté un personaje hablando. Este puede modificar su expresión usando otra persona que haga los gestos, que deseé poner en el personaje del video. Así, si el actor sonríe, el personaje en el video sonreirá también aunque en el video original no haya hecho ese gesto.
La manera más sencilla de entender esto es verlo en un video:
Nótese como la expresión del actor aparece en el personaje que aparece en el monitor de video.
Lo que es francamente impresionante es que este trabajo puede hacerse en tiempo real y con una cámara de video barata. La forma en cómo trabaja esto es: detectar el rostro y sus características en el actor que hará los gestos en su cara, los cuales se busca transmitir al video. Distorsionar entonces las características del modelo en el fragmento del video para ajustarlos al rostro del actor. Suena fácil de hacer pero es muy difícil hacerlo bien.
Si ya se puede hacer esto, ya ninguna prueba en video deberá considerarse válida. Alguien podría entonces manipular las escenas para que alguien dijese algo que jamás dijo. Y si nos trasladamos a los escenarios de las candidaturas políticas, seguro que quienes tengan acceso a sistemas de esta naturaleza bien podrían distorsionar lo que un político habría dicho, como para desacreditarlo, por mencionar una sola posibilidad.
Lo que es claro es que eso de que «la cámara nunca miente» ya dejó de ser cierto.
Referencias: