Se llama DeeChee y está aprendiendo a hablar. Se trata de un pequeño robot humanoide que ya en años anteriores nos había sorprendido con sus habilidades. Los científicos están investigando la manera de cómo se adquiere el lenguaje para avanzar en el desarrollo para que los sistemas robóticos que sean capaces de interactuar con humanos.
El proyecto, bautizado como iTalk (Integration and Transfer of Action and Language in Robots) y financiado por la Comisión Europea, pretende enseñar a un robot a hablar y a manipular objetos de manera autónoma utilizando los mismos métodos de aprendizaje que se usan con los niños. Los científicos están utilizando como plataforma para sus experimentos un humanoide denominado iCub, que representa a un niño humano de entre 6 y 14 meses de edad.
Al inicio de este experimento el pequeño humanoide sólo era capaz de balbucear y percibía el discurso como una sucesión de sonidos. Tras interactuar durante varios minutos con humanos que le intentaban enseñar palabras como si se tratara de un niño, el robot DeeChee adaptó los sonidos que emitía a las sílabas que los humanos le repetían con más frecuencia. Al final, como se muestra en el video, era capaz de pronunciar algunas de las palabras que le enseñaron y que hacían referencia a la forma de los objetos y a los colores.
Los autores se han centrado en uno de los numerosos mecanismos que contribuyen a que una persona aprenda a hablar. “Se sabe que los niños son sensibles a la frecuencia de los sonidos en el discurso, y estos experimentos muestran cómo esta sensibilidad puede ser moldeada y puede ayudar a que un robot aprenda a formar palabras”, explica Caroline Lyon, autora principal del estudio.
El humanoide es capaz de formar palabras aunque de momento desconoce su significado. Conseguir que aprenda los significados de las palabras es otro de los objetivos de iTalk.
A diferencia de otros estudios similares sobre el aprendizaje del lenguaje por parte de robots, los investigadores utilizaron como profesores a 34 voluntarios que no estaban involucrados en el proyecto. Así, interactuaron con DeeChee personas de ambos sexos, con distintas edades y profesiones. Su experiencia con niños y su familiaridad con ordenadores también era diferente.
Los voluntarios tenían que dialogar con el robot utilizando cubos de colores y usando palabras espontáneas (se realizaron cinco tandas de experimentos). El discurso del profesor era percibido por el robot como una sucesión de fonemas pero a medida que el diálogo avanzaba y el profesor iba repitiendo las palabras, DeeChee iba formando palabras.
En las dos últimas décadas el desarrollo de la neurociencia que ha originado nuevas técnicas para investigar el proceso de aprendizaje y la utilización de simulaciones están ofreciendo nuevas herramientas para entender los mecanismos de adquisición del lenguaje los cuales tienen un desarrollo a futuro impresionante para la humanidad.
Referencia: iCub