Cuando se iniciaron las interfaces gráficas, las cuales fueron una novedad, porque por una parte quitaban la árida línea de comandos y por otra, nos iniciaban en un mundo más gráfico, más visual, más colorido, todos parecieron haberlas aceptado sin chistar. Y la verdad es que la interfaz gráfica es una mejora radical a la alternativa textual en muchos casos. De hecho, si consideramos hasta donde han llegado las cosas, los teléfonos inteligentes sin interfaz gráfica serían poco menos que una pesadilla usarlos.
De hecho, pensemos en la iconografía que impera en las carreteras. Está basada en hacer dibujitos por demás sencillos que representen algunas de las acciones o cosas que pueden pasar al viajar en auto. Cuando vamos al volante, una imagen puede ser mucho más útil que un largo letrero que nos indique peligro por derrumbe, por ejemplo. Vamos, que leer mientras manejamos no resulta la mejor idea. Por ello la iconografía es importante y útil.
Al inicio de esta explosión gráfica en cómputo, los diseñadores buscaron que los iconos que representarían a los programas en la máquina de cada usuario, tuviesen que ver con las acciones que esos programas realizaban. Por ello, un cuadernito de notas era una analogía gráfica para poder escribir precisamente notas en lo que llamamos actualmente en Windows el block de notas. O bien, una aplicación para dibujar nos ponía un pincel sobre una hoja en blanco, como en el caso del Paint. En fin, era claro pues cada icono, casi casi decía de qué trataba la aplicación, cuál era su tema.
Pero las analogías se acabaron rápido y pienso que una de las empresas que empezó con el “desorden” fue Corel y su programa Corel Draw, el cual puso un icono que no tenía nada que ver con lo que hacía la aplicación. No. Era un globo aerostático multicolor, el cual -si no me equivoco- representaba a la empresa en cuestión. Así, de pronto la analogía entre el software y los iconos desapareció. Es probable que esto sea parte del avance en cómputo y como ya estamos acostumbrados a ello por los años que llevamos usando software en las diversas plataformas disponibles, parece que hemos olvidado la idea original de los iconos.
Después alguien pensó que la iconografía podía ser incluso animada. Y generó iconos animados los cuales podría uno pensar, enriqeucía la analogía entre el dibujo y lo que pretendía representar. Pero fue un desafortunado experimento. Ahora la pantalla del usuario tenía como vida y eso en el fondo distraía. Rápidamente quedó esta idea en desuso.
Ahora un nuevo giro ha tomado la iconografía en el cómputo. Por ejemplo, Adobe ha rediseñado toda la familia de iconos. A OpenOffice le ha gustado y ha hecho lo propio. El cómputo sigue también tendencias y modas. Y desde luego, todo esto se debe también a que ya las gráficas son parte fundamental de los sistemas de cómputo. Hace años teníamos la interfaz gráfica separada del sistema operativo. Hoy día están fusionadas y ya no es fáscil distinguir la frontera entre sistema operativo o interfaz para el usuario. Esta fusión es más que las partes, no me cabe duda y sólo estoy esperando la siguiente nueva tendencia en este asunto de las interfaces gráficas.