Hoy se celebran los cien años del natalicio de quien es considerado el padre de la computación: Alan Turing, nacido el 23 de junio de 1912 en Maide Vale, Londres. Turing fue filósofo, matemático, lógico, científico y criptógrafo. Su importancia es tal que sin su concepción la idea de la computadora moderna nos sería ajena.
Alan Turing formalizó los conceptos de algoritmo y computación. Cabe destacar que todo esto lo hizo mucho antes de que siquiera existiesen las computadoras como las conocemos. Sus conceptos lo llevaron a lo que hoy se llama ‘la máquina de Turing‘. El matemático británico trabajó en la Segunda Guerra Mundial en el desciframiento de los códigos nazis, en donde se utilizaba una máquina llamada ‘Enigma’. Sin sus hallazgos en este campo quizás la propia guerra mundial hubiese podido tener otro desenlace.
Durante un tiempo fue el director de la sección Naval Enigma del Bletchley Park. Tras la guerra diseñó uno de los primeros computadores electrónicos programables digitales en el Laboratorio Nacional de Física del Reino Unido y poco tiempo después construyó otra de las primeras máquinas en la Universidad de Mánchester.
Pero la mente de Turing era muy inquieta, por mucho tiempo trabajó en la idea, por demás provocativa, de si las máquinas pudiesen pensar. Esto sin duda fue revolucionario pues en ese entonces a lo más, las computadoras existentes podían hacer cálculos a muy bajas velocidades y de manera muy rudimentaria (para como están las cosas ahora). Esto es parte de las grandes preguntas que hoy día se hace la inteligencia artificial.
Turing era homosexual y en sus tiempos por el paso de las universidades, vivió relativamente libre de dificultades por su orientación sexual, en ese entonces castigada por las leyes británicas. La carrera de Turing entonces comenzó a tener una serie de dificultades al ser acusado por ser homosexual, el cual el propio Turing no veía como un delito. Sin embargo no se defendió de los cargos y se le dio a escoger entre la castración química o ir a la cárcel. Eligió lo primero y sufrió importantes consecuencias físicas, entre ellas la impotencia. Dos años después del juicio, el 7 de junio de 1954, Turing se suicidó tras ingerir cianuro, aunque su madre siempre rechazó que su hijo hubiese atentado contra su propia vida.
Referencias: Sitio sobre Alan Turing y Biografía de Turing