De acuerdo con los datos de la NASA, la mancha oscura fue detectada por primera vez por un astrónomo aficionado y en el Observatorio Keck en Hawaii, en julio del 2015. Y aunque la mancha no se podía ver directamente, las nubes brillantes que la acompañaban sí fueron detectadas.
Debido a las dificultades de hacer observaciones ópticas desde la Tierra, empezando por la resolución de los telescopios actuales, los problemas atmosféricos y la contaminación por luz, se utilizó el Hubble en conjunto con el programa OPAL (Outer Planet Atmospheres Legacy), el cual regularmente examina el sistema solar lejano. En septiembre del 2015 el telescopio espacial observó la mancha oscura, la cual se confirmó con una segunda observación en mayo pasado.
La estructura del vórtice es similar a la que se vio en el Voyager 2 durante su paso por Neptuno en 1989 y, además, por el Hubble en 1994. Se sabe que se trata de un vórtice de alta presión y que las nubes que lo acompañan se cree que son del entorno y que son parte del vórtice, en donde el metano se congela y forma cristales reflectivos. En la medida que se forma la mancha, varían en estabilidad y entonces vagabundean hasta que se rompen.