Lo hemos dicho antes: el Universo tiene sorpresas inimaginables y, de nuevo, los seres humanos hemos intentando revelar esos secretos que se niegan muchas veces a mostrarse debido a las distancias astronómicas que no dejan de ser inimaginables. Ahora unos investigadores han hallado evidencia fuerte de que existen nubes de agua en un cuerpo que está fuera del sistema solar.
Las nuevas observaciones ocurrieron en un objeto llamado WISE 0855, que está solamente a 7.2 años luz de la Tierra, en donde hay fuertes indicios de que esta «estrella fallida» tiene nubes de agua, o de agua-hielo, en su atmósfera, indicaron los investigadores.
«Podríamos esperar un objeto que tuviese nubes de agua, y ésta es la mejor evidencia que tenemos», dijo el líder del estudio, Andrew Skemer, un profesor asistente de astronomía y astrofísica de la Universidad de California, Santa Cruz.
WISE 0855 es cinco veces más masivo que Júpiter y esto lo cataloga como una enana café, un objeto demasiado grande para ser un planeta pero demasiado pequeño para tener las reacciones de fusión nuclear que hacen que se conviertan en estrellas que brillen con luz propia.
Los científicos descubrieron WISE 0855 en 2014, usando la nave exploradora WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer). Ya Skemer como co-autor, en otro artículo científico, dijo que había evidencias de nubes de agua en un objeto lejano, basado solamente en datos fotométricos.
En este nuevo estudio, Skemer y sus colegas usaron el telescopio Gemini North, en Hawaii, para estudiar la enana café por 13 noches. Las observaciones permitieron hacer los primeros estudios espectrográficos de la luz que llega de dicho cuerpo. El equipo halló vapor de agua y confirmó que la temperatura de la enana café es de 250 grados Kelvin.
Específicamente, el espectro de WISE 0855 parece muy similar a las características de absorción de agua en la atmósfera de Júpiter. Sin embargo hay diferencias como, por ejemplo, la cantidad de fosfina (un compuesto de fósforo e hidrógeno), que en Júpiter es abundante. En WISE esto no se observa así.
La nueva investigación, por cierto, se publicó en The Astrophysical Journal Letters.
Referencias: Scientific American