Antes, los gatos eran la envidia de los seres humanos ya que, a diferencia de las personas, tienen “7 vidas” (o al menos esa es la creencia) mientras que nosotros tenemos sólo una. Pues ahora, esas envidias sobre las múltiples vidas deberían de ser trasladadas hacia los sitios web, ya que no van ni uno, ni dos ni tres portales que mueren y reviven en cuestión de días hasta alcanzar casi la inmortalidad, a pesar de las persecuciones de las que son víctimas.
El último caso de la “resurrección” de estos sitios web es Grooveshark, ese servicio de Internet que permite a los usuarios subir música a la red para que otros usuarios del servicio puedan escucharla y crear listas de reproducción de manera libre y gratuita.
Luego de varios años de pleitos legales, demandas y peticiones por parte de los sellos discográficos de retirar su servicio ante las “evidentes” violaciones a los derechos de autor, Grooveshark terminó por perder la pelea, lo que ocasionó su cierre definitivo el 30 de abril de 2015. Ese día fue el último en el que el servicio estuvo disponible, no existiría en otro lugar que no fuera en los recuerdos de las personas… hasta el 5 de mayo, que renació de entre las cenizas, pero con otro dominio.
Lo que hasta hace unos días era grooveshark.com mutó a grooveshark.io y, aunque en teoría este nuevo servicio no es responsabilidad de Sam Tarantino, Josh Greenberg o Andrés Barreto, los creadores del Grooveshar original, ofrece prácticamente el mismo servicio y hasta un poco más, ya que esta plataforma sí permite descargar las canciones subidas por los usuarios, mientras que su predecesor no te dejaba.
Según un mail enviado a la redacción del portal especializado en tecnología The Verge, el responsable del regreso de la plataforma es alguien que se hace llamar Shark y quien, según sus propias palabras, ha estado ligado a Grooveshark desde hace varios años y que, tras los primeros problemas legales, decidió comenzar a respaldar las millones de canciones que los usuarios habían subido a la plataforma. Su trabajo le permitió recuperar 90% del contenido y ya está en marcha para obtener el 10% restante y ofrecerlo a los usuarios.
El caso de Grooveshark es uno más en la historia de nunca acabar sobre los derechos de autor, la disponibilidad de libros, canciones, películas y demás contenido multimedia en la red, y la eterna utopía de que todo el material, por el simple hecho de estar en Internet, debería de ser gratis.
Esta batalla ha tenido distintos jugadores, casi siempre es la parte de los sitios web la que ha presentado bajas, muchas de ellas momentáneas, de distintos servicios (Napster, Ares, Megaupload, The Pirate Bay, etc), pero, definitivamente, este no será el último capítulo en la pelea por los derechos de autor, los contenidos en la red y la resurrección de estos sitios que, parece, nunca morirán definitivamente mientras esté en manos de los usuarios la creación de estos servicios.