En una era de innovación y descubrimiento constante, no nos damos cuenta de que la mayoría de los inventos tardan años en desarrollarse. Pero a veces, todo lo que necesita es un accidente. Por lo que te mostramos algunos de los principales descubrimientos hechos por error o casualidad.
Rayos-X: En 1895, el científico alemán Wilhelm Röentgen se encontraba en su laboratorio trabajando con tubos de Hittorff-Crookes para analizar los rayos catódicos y la fluorescencia color violeta que emitían cuando rebotaban en los tubos. Una tarde, Röentgen se percató de la presencia de una luz tenue de un color amarillo verdoso, provenientes precisamente de aquella luz que salía del tubo y que terminaba impactado en un frascos de sales de bario que se encontraban a varios metros de distancia; lo más curioso es que el tubo catódico estaba envuelto con papel negro.
El investigador utilizó a su mujer para descubrir los llamados Rayos X; expuso una de sus manos por un tiempo a la radiación emitida por aquel tubo, colocando debajo de la extremidad una placa fotográfica. Aquella ocasión, Wilhelm obtuvo la primera radiografía.
LSD: El químico suizo Albert Hofmann se tomó el primer ácido del mundo en 1943, cuando tocó una mica de dietilamida del ácido lisérgico, mejor conocido como LSD un compuesto químico en el que estaba investigando para estimular el parto. Más tarde, al tomar una dosis mayor hizo un nuevo descubrimiento: el mal viaje. “Sentí angustia, vértigo y visiones sobrenaturales, al mismo tiempo que un profundo sentimiento de paz y libertad”, comentó Hofmann, en una entrevista, sobre aquella experiencia que resultó alucinógena.
Penicilina: El científico escocés Alexander Fleming investigaba la gripe en 1928 cuando se dio cuenta de que un moho azul-verdoso había infectado una de sus placas Petri, y había matado a la bacteria Staphylococcus que cultivaba en él. Todos recibieron con clamor su descuido en el laboratorio. Dicho hongo, llamado Penicillium notatum, acabó con la vida de los cultivos, por lo que Fleming lo sintetizó y creó la llamada penicilina, efectiva para combatir varios cuadros infecciosos en humanos.
Horno de microondas: Percy Spencer era un ingeniero que trabajaba con el gobierno de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial investigando los emisores de microondas o magnetrones, objeto generador de altas frecuencias, que supuestamente sería utilizado como radar. Spencer, luego de trabajar muchas horas con el magnetón, descubrió que un chocolate que guardaba en su bolsa se encontraba totalmente derretido. Después de varios análisis, Percy y sus colaboradores concluyeron que este fenómeno se debía a las pequeñas microondas emitidas por el objeto, las cuales elevaban la temperatura.
Viagra. En 1992, la farmacéutica Pfizer realizaba experimentos y pruebas entre los pobladores de Merthyr Tydfil, una villa galesa, de un medicamento que supuestamente fue creado para combatir la angina de pecho. Gran sorpresa la que se llevaron todos cuando los hombres que habían sido parte de la prueba, experimentaron erecciones tras haber tomado el medicamento. Ante esto, los investigadores realizaron pruebas en laboratorio y descubrieron que en efecto, las sustancias que componían a dicha medicina relajaban los vasos sanguíneos, por lo que resultaba un remedio perfecto para todos aquellos hombres que sufrieran de disfunción eréctil.
Caucho vulcanizado. Aunque el caucho es utilizado desde hace miles de años por las antiguas civilizaciones, fue Charles Goodyear quien le dio un giro radical a su uso. Este hombre, accidentalmente vertió azufre a un pedazo de caucho que se encontraba en el fuego. Al revisar la mezcla, Goodyear se percató que el caucho se había convertido en una sustancia un poco más sólida, que había perdido su pegajosidad y que se había convertido en una goma, que pudo ser utilizada para un sin fin de cosas.
Endulzante artificial. En 1879 el investigador Constantine Fahlberg fue un poco negligente con su higiene. Ya que después de estar trabajando con alquitrán de hulla olvidó lavarse las manos antes de comer y, sin querer, impregnó su pan con la sustancia percatándose que estaba especialmente dulce, descubriendo la sacarina.
Big Bang. Arno Penzias y Robert Wilson estaban usando una antena para recibir señales de la Vía Láctea. Salvo que en lugar de percibir señales pequeñas, discretas, oyeron un constante y molesto zumbido que persistía a pesar de colocar la antena en distintas posiciones. Después de comprobar el equipo, descartar comunicaciones militares y las palomas anidadas dentro de la antena, por considerar que tal vez estaban tarareando, los dos investigadores constataron que aún se escuchaba el ruido. Resultó que estaban escuchando a la radiación residual del Big Bang. Hallazgo que les valió el Premio Nobel de Física de 1978 por el descubrimiento de la radiación cósmica de fondo de microondas.