Según esto, la aplicación de Google Maps no era parte del plan original de Jobs para su nuevo móvil, pero como sería un excelente ejemplo en donde se podría demostrar mejor la capacidad de la tecnología multi-touch, decidió integrarla unos días antes de que se tuviera el producto final.
Entonces, Steve ocupó a dos ingenieros en la tarea de crear la aplicación original de mapas en tan sólo tres semanas, mientras que la empresa inició un trato realmente hecho a vapor con Google para que fuera esa empresa quien proveyera con la información de mapeo necesaria para la pieza de software.
Para cuando esto pasó, Apple mantenía una relación mucho más cercana y armónica con Google, así que no debió ser tanto problema lograr el acuerdo. De hecho, Eric Shmidt, CEO para esa época de la empresa de Mountain View, también formaba parte de la junta directiva de Apple, e incluso apareció en el escenario para desear buena suerte al proyecto de iPhone con Google Maps.
Si lo piensan, esta explicación da suficientes bases para saber por qué es que el iPhone original no incluía una antena GPS, algo que fue corregido hasta el lanzamiento del iPhone 3G el siguiente año.
Tras todo este tiempo, las aplicaciones de mapas han tenido un enorme crecimiento en diferentes plataformas, y muchas de ellas se han superado a sí mismas. Ahora, Apple se encuentra en la difícil situación de tener que lidiar con la mejora de su propio software, que ha sido un fracaso, mientras que Google sigue acumulando aciertos con Google Maps. ¿Cuál será el servicio que acabe llevándose la mayor parte del pastel en un futuro?
Referencia: The New York Times