Desde Europa llegan malas, muy malas noticias a Google y es que el Tribunal General de la Unión Europea dio la razón a Bruselas en casi todas las acusaciones que durante 2018 acabaron con la multa más alta en la historia impuesta por una autoridad de competencia, hablamos de 4 mil 343 millones de euros.
Según la comisión, Google abusó de su posición dominante en el mercado, de tal forma que las restricciones que la compañía obligaba a asumir a los fabricantes de móviles tenían como objetivo proteger y reforzar la posición dominante.
Hablamos de servicios de búsqueda general y, en consecuencia, los ingresos obtenidos por esta empresa gracias a anuncios publicitarios asociados a tales búsquedas.
Ahora bien, este fallo contra Google sustituye al de noviembre pasado, también desfavorable a la tecnológica, el cual ascendía a 2 mil 400 millones de euros y que es un espaldarazo a la batalla que sostiene el viejo continente contra las gigantes tecnológicas de Estados Unidos por sus prácticas comerciales.
De lo malo, lo bueno es que la sentencia significa también un descuento de 200 millones, con lo que la multa quedaría en 4 mil 125 millones.
Esta reducción en la cifra que deberá de pagar Google viene de la mano por una serie de diferencias en algunos puntos de la Comisión.
Además de que el fallo, no es definitivo porque Alphabet, matriz de Google, tiene dos meses y 10 días para recurrir la sentencia ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que es la máxima instancia de la judicatura comunitaria.
Google se inunda de multas.
Las sanciones de Google, antes de pasar por los tribunales, ascienden a 8 mil 240 millones de euros.
Sin embargo, y pese a la importancia y a la reiteración de las sanciones, este desembolso todavía está muy lejos de impactar significativamente los beneficios anuales de la compañía; durante 2021 Google ganó más de 76 mil millones de dólares.
Derivado de lo anterior, las reglas, sanciones y modificaciones de las mismas no le interesan a Google ya que las multas son, literal, para la compañía, el cambio que traen en la bolsa del pantalón con el que pagan los chicles.
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