En muchas ocasiones la tecnología está sesgada por los criterios con base en los que funciona, pues estos no dejan de ser de origen humano. Es así que el método estándar de la industria para clasificar los tonos de piel ha recibido críticas sobre ser inadecuado para evaluar a ciertos segmentos de la población global.
Lo que está en juego es una escala de seis colores conocida como Fitzpatrick Skin Type (FST), que los dermatólogos han utilizado desde la década de 1970. Las grandes tecnológicas aún la usan como referencia para clasificar a las personas en productos como sistemas de reconocimiento facial o sensores de datos de salud y bienestar.
Los críticos dicen que FST, que incluye cuatro categorías para piel ‘blanca’ y solo una para ‘negra’ y ‘morena’, ignora la diversidad entre las personas de color. En respuesta, algunas empresas exploran cómo evitar estos sesgos. Google confirmó a Reuters que ya trabaja en una alternativa para clasificar los tonos de piel.
«Estamos trabajando en medidas alternativas, más inclusivas, que podrían ser útiles en el desarrollo de nuestros productos, y colaboraremos con expertos científicos y médicos, así como con grupos que trabajan con comunidades de color», dijo la compañía, sin dar mayor detalle.
Asegurar que la tecnología funcione bien para todos los colores de piel, así como para diferentes edades, géneros, y otros aspectos está cobrando mayor importancia a medida que los nuevos productos y servicios tecnológicos, a menudo impulsados por inteligencia artificial (IA), se extienden a áreas sensibles e incluso reguladas. como la atención médica y la aplicación de la ley.
Otras industrias también se han preocupado por ofrecer paletas más ricas que la FST. Crayola lanzó el año pasado un set de 24 crayones de diversos ‘tonos de piel’, y las muñecas Barbie Fashionista de Mattel Inc. cubren ahora nueve tonos. Las empresas de tecnología avanzan un poco más lento. Hasta hace poco, Unicode, organización encargada de los emojis, aún utilizaba FST como base.