Steve Jobs cumplió dos años de fallecido el pasado 5 de octubre, y mientras que ya se ha hablado ampliamente sobre el genio de la mercadotecnia que es reconocido por haber llevado a Apple hacia el lugar en el que se encuentra actualmente, las opiniones sobre su persona siguen emergiendo de parte de quienes vivieron a su lado durante sus éxitos y fracasos.
Chrisann Brennan conoció a Steve Jobs en 1972 mientras eran estudiantes; en ese momento Jobs tenía 17 años. Ambos vivieron un noviazgo turbulento que duró alrededor de cinco años, donde Brennan dice haber fungido como un soporte para el cofundador de Apple que aparentemente veía a Chrisann como una salida de su estrés, ego e ideales que le producían ruido en la mente día tras día.
Dentro del libro de Brennan “The Bite in the Apple” que será publicado a finales de mes, ella narra pasajes importantes en los primeros años del CEO de Apple Computer Inc. mientras habitó una casa ubicada en Cupertino junto a su novia y Daniel Kottke, ingeniero en computación que fue uno de los primeros empleados de la empresa de cómputo.
Brennan explica “Steve quería que su amigo Daniel viviera con él porque creía que esto rompería la intensidad de lo que no estaba funcionando entre nosotros. Nuestra relación iba de frío a caliente. Estábamos completamente locos uno por el otro y absolutamente aburridos de vez en vez…Steve eligió la habitación al frente de la casa, como si quisiera la posición del capitán del barco. Siempre vio hacia esa posición de superioridad”.
La narración explica que Chrisann estuvo por mucho tiempo a la sombra de Jobs, permaneciendo en la casa mientras él y Daniel iban a las oficinas de Apple; ella intentó buscar su independencia con un trabajo como mesera – aunque su sueño era volverse artista – y terminó laborando en Apple debido a complicaciones de traslado, pues las oficinas de la empresa de Steve eran más cercanas que la cafetería en la que trabajaba.
Un buen día “Steve literalmente me tomó y movió todas mis cosas para tomar posesión de la habitación principal [que había sido utilizada por Chrisann durante un mes]. Finalmente se dio cuenta de que yo tenía algo mejor: un cuarto más amplio con baño y la privacidad del patio trasero. Steve había pagado el depósito de seguridad de la renta, así que, de hecho, tenía derecho a tomar el cuarto que deseara. Pero fue tan desconsiderado que me sentí humillada e indignada”.
A pesar de todo, Brennan insinúa la importancia de la relación afectiva que mantuvo con Jobs. “Por las noches cuando Steve y yo no teníamos algo para hacer juntos, él solía venir tarde a casa y despertarme para hablar y hacer el amor. Por las noches él sólo quería hablar…Steve y yo compartimos noches de pasión tan profundas que, asombrosamente, unos quince años después, me llamó de la nada para agradecerme por ellas. Él estaba casado en el momento de su llamada”.
El extracto del libro de Chrisann fue publicado por The New York Post. Para leer más sobre el creciente ego de Jobs – que incluso lo llevó a no querer realizar tareas cotidianas como lavar los trastes, según Brennan – se puede consultar el enlace en la referencia.
Referencia: The New York Post