El concepto con este proyecto pretende ampliar el alcance de la música que se hace con las tornamesas a un terreno palpable. Para esto, Mobbs agregó un set de lápices sobre brazos robóticos que se desprenden de los platos.
Cada punta puede estar dibujando sin impactar una con la otra, y como es de esperar, el resultado luce un tanto alocado, pero muy atractivo. En las puntas hay diferentes colores, por lo que los trazos están repletos de movimiento y profundidad.
Las figuras geométricas cambian conforme se regula la velocidad y recuerdan a los trazos que se solían hacer con productos destinados a los niños, también conocidos como “espirógrafos”, que en muchos casos se venden en lugares de comercio informal donde se hacen demostraciones en vivo.
Sin duda el trabajo de Mobbs es admirable, aunque la falta de un uso práctico para este concepto – que vaya más allá de lo artístico – podría mantener escépticos a muchos sobre la utilidad de esta creación. Aun así vale la pena mirar de lo que es capaz este híbrido cuya obra se exhibe en Montreal, Canadá.
Referencia: Vimeo