Un nuevo estudio del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, en conjunción con la Universidad de San Diego (SDSU), para determinar la cantidad de gas metano que se escapa del ártico -un componente clave en el calentamiento global, ha llevado a la conclusión de que en contra de lo que se espera por la teoría convencional, el gas que escapa es mayor que el esperado. Las observaciones se enfocaron en la cantidad de metano, un gas de invernadero que tiene un gran impacto en el calentamiento de la atmósfera, que escapa de la tundra ártica y que es producto de la descomposición de la materia orgánica de la zona.
Las nuevas lecturas no muestran por primera vez lo que se ha estado observando ahora en términos de un mayor escape de las emisiones de metano. De hecho, los científicos han usado equipo especializado para llevar medidas más precisas que registren los niveles de emisiones ya por décadas. No obstante esto, hay un gran problema en cómo las medidas han sido tomadas, pues casi en todos los casos, los registros se hicieron en el verano ártico. Para los meses de invierno, que es el 70 al 80 por ciento del año, los modelos climáticos se han basado en puras especulaciones. Estas predicciones generalmente siguen un solo tema: que debido al suelo congelado, las emisiones de metano caen casi a cero durante el invierno.
Desafortunadamente, y gracias a este nuevo estudio, conocemos ahora que esto no es sólo un modelo demasiado simple, sino que además, está totalmente equivocado. Y aunque el suelo en el invierno se enfría más que en el verano, hay algo que hace más complicado lo que el modelo actual predice. Cuando la temperatura llega a los 0 grados centígrados, la parte más alta y más baja de la capa más alta del terreno, del suelo, conocida como la capa activa, se congela, pero la sección central queda aislada, y entonces continúa la descomposición de la materia orgánica a pesar de estar en el período más frío del año.
Para determinar exactamente cuanto metano es emitido por la capa central, los investigadores actualizaron cinco torres de muestreo sobre el círculo ártico en Alaska, permitiendo obtener los datos a través del año, registrando las medidas desde junio del 2013 a enero del 2015. Los resultados fueron instantáneamente alarmantes, hallando en el estudio que una gran parte de las emisiones de metano en la región ocurren durante los meses más fríos.
Para verificar los resultados y mostrar que representaban la región ártica, los investigadores compararon sus hallazgos con medidas tomadas desde aeronaves, las cuales volaron la región como parte del experimento llamado CARVE (Carbon in Arctic Reservoirs Vulnerability Experiment) de la NASA. Alineando ambos conjuntos de datos, el equipo encontró que las lecturas de CARVE soportan los valores de su propio trabajo, mostrando que el metano continúa emitiéndose después de que la superficie se congela durante los meses del invierno.
Dado que los resultados varían significativamente de las predicciones, y dado que el metano es un elemento clave del calentamiento atmosférico, es ahora esencial que los modelos climáticos se ajusten de acuerdo a los nuevos datos. “Es el momento de trabajar más en conjunto con quienes modelan los climas y asegurar que las observaciones que se usan mejoran el modelo, así como igualmente, refinan nuestras predicciones sobre el conteo general del metano que escapa”, indico Donatella Zona, de la SDSU.
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