Hoy el mundo es muy diferente al que teníamos quizás hace unos 30 años. Internet se ha convertido en un servicio cotidiano y cada vez más imprescindible. De ser una “moda” interesante, se volvió la red de redes el escenario de una nueva clase de proyectos en donde la computación cobra un carácter fundamental. Vivimos en una nueva era de la información sin duda, pero esto tiene un antecedente, que es el esfuerzo que antes se hacía para precisamente, evolucionar y mejorar en todos los aspectos del cómputo.
Un caso emblemático es probablemente la revista Byte, que desde finales de los años 70 y hasta principios de los 90 del siglo pasado, fue un referente obligado para todo aquel que hacía cómputo. Ya había otras revistas en el mercado cuyos temas eran la PC (con MsDOS), la Apple II y la entonces nueva Macintosh. La diferencia con la revista Byte es que ésta cubría todos los campos, tanto en pequeñas máquinas caseras como supercomputadoras.
La revista Byte comenzó en 1975 con un precio de suscripción anual de 10 dólares (de ese tiempo). Wayne Green fue quien decidió incursionar en el mercado de las revistas de cómputo a partir de que él era el editor y director de “73”, una revista para radioaficionados. En el editorial de la edición de agosto de 1975 de dicha revista, Wayne escribió:
“La respuesta a los artículos sobre ordenadores en 73 ha sido tan entusiasta que en Peterborough hemos decidido dejarnos llevar. El 25 de mayo llegamos a un acuerdo con el editor de una pequeña revista (con 400 suscriptores) sobre informática para que se haga cargo de la dirección de una nueva publicación que lanzaremos en agosto … Byte.”
Pero más allá de toda esta historia, que puede leerse aquí, la revista Byte se hizo rápidamente de buena fama y atrajo a un número importante de compañías de hardware y software que querían anunciarse en ella. La revista Byte entonces creció en tamaño y cada mes la edición tenía alrededor de unas 450 páginas (en donde un gran porcentaje sin duda eran anuncios).
Pero a sabiendas que el mundo de la tecnología cambia de un día para otro, ni revistas con la tradición de Byte pudieron superar algunos obstáculos. Cuando en mayo de 1998 McGraw-Hill vendió la revista por 28.6 millones de dólares a CMP Media, se esperaba que esta exitosa editorial continuara con este esfuerzo pero no fue así, CMP decidió dejar de publicarla en la edición de julio de 1998; despidió a todo el personal y cerró el gran laboratorio de prueba de productos de Byte. Los suscriptores recibieron una oferta para elegir entre dos de las publicaciones de CMP.
Nació entonces Byte.com, pero fue un esfuerzo que no prosperó y para el 2013 el sitio se redireccionaba a https://www.informationweek.com/byte/. Eventualmente se dejó siquiera de mencionar a Byte e incluso los logotipos de la revista desaparecieron. Hasta aquí llegó la revista Byte.
Lo importante en todo esto, más allá de esta historia, es el hecho de que Byte ha sobrevivido gracias al archive.org, en donde muchas de estas revistas ya se encuentran digitalizadas. Ahí están muchos de los artículos más importantes de los colaboradores de la revista, así como trabajos científicos que de alguna manera estuvieron más accesibles que los que se publican en revistas científicas muy especializadas.
A mí me gusta de pronto “hojear” estas revistas Byte digitalizadas porque me da perspectiva de cómo el cómputo se ha ido desarrollando con los años. De las primeras PCs hasta las supercomputadoras, hay una gran variedad de datos e información que la revista Byte publicó en su momento. En mi opinión, este acervo es fundamental para entender mucho de lo que se hace en cómputo hoy en día.
La revista Byte puede accederse a través de este enlace.