Como su nombre lo indica, uno de los propósitos del terrorismo es infundir terror en las personas a través de actos violentos y, para lograrlo, los atacantes actuales planean meticulosamente sus hechos para asegurarse de dos cosas básicas: crear el mayor daño posible y atraer la atención pública.
Cuando, por ejemplo, el 11 de septiembre de 2001 se transmitían por televisión miles de veces las mismas escenas de los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas de Nueva York y su posterior derrumbe, los terroristas estaban logrando el objetivo de mostrar su mensaje al mundo.
En ese entonces todavía no había redes sociales y los smartphones todavía no llegaban, así que estas imágenes se transmitieron por medios tradicionales, como la TV y la prensa; inclusive Internet no estuvo todavía a la altura de la relevancia de un hecho como ese, ya que la red no era tan robusta como lo es ahora y hasta se dice que estuvo a punto de colapsarse. Los usuarios de entonces, al no poder ingresar a las páginas web saturadas, optaron por sintonizar la televisión.
Muchas de las reconstrucciones en video del 11-S se han completado con los materiales captados por unos cuantos videoaficionados, que comparados con la cantidad de imágenes que podrían captarse hoy, resultan mínimos.
El 11 de marzo de 2004 ocurrieron los atentados de la estación ferroviaria Atocha de Madrid, donde a través de 10 explosiones simultáneas en cuatro trenes en plena hora pico se provocó la muerte de casi 200 personas.
En ese entonces tampoco había un uso masivo de redes sociales y eran pocos los teléfonos que contaban con cámara, por lo que otra vez las imágenes que pudieron verse correspondieron a los medios tradicionales y a los videos de los sistemas de seguridad.
Otro atentado cometido en Europa fue el del 7 de julio de 2005, cuando 56 personas murieron debido a la detonación de tres bombas en el Metro de Londres y una más en uno de los tradicionales autobuses rojos de dos pisos que circulan por esa ciudad.
Este atentado fue el primero en su tipo donde ya circularon algunas fotos tomadas por usuarios a través de sus móviles y hasta algunas selfies de los testigos; las redes sociales todavía no eran tan populares, pero ya existía un mayor intercambio de imágenes gracias a diversas herramientas que ya existían en los servicios de telefonía celular, como los SMS.
Así que el primer gran atentado sucedido en Occidente en los tiempos de redes sociales fue el perpetrado en París la noche del viernes 13 de noviembre pasado, el cual dejó un saldo de más de 129 muertos, la mayoría de ellos jóvenes.
El uso de las redes sociales en este ataque empieza desde su planeación, ya que las primeras investigaciones han arrojado la posibilidad de que los terroristas usaron apps como Telegram para comunicarse, ya que e ste sistema permite enviar mensajes encriptados con tal seguridad que ni los servidores de la empresa que brinda ese servicio saben lo que contienen.
Asimismo, en muchos de los testimonios de los sobrevivientes se señala que tuvieron que consultar Twitter para saber qué estaba pasando, además de que sus familiares se comunicaban con ellos a través de las diferentes aplicaciones de sus celulares después de enterarse de lo que sucedía.
Los primeros videos y fotografías de los lugares atacados se multiplicaron en las redes sociales antes que en la televisión, e inclusive los medios tenían las noticias en sus cuentas de Twitter antes que en sus páginas web.
Hasta los reporteros de algunos medios que se encontraban en el lugar de los hechos compartían primero la información a través de sus redes sociales personales antes que transmitirlas a sus propios medios.
Así, el mensaje que querían enviar los terroristas se propagó casi en tiempo real y se multiplicó mucho más rápido que en los atentados de Nueva York, Madrid y Londres; hoy, las noticias llegan al bolsillo de millones de usuarios en el mundo sin que tengan que buscarlas.
Es una realidad que las redes sociales juegan un papel importante en las estrategias terroristas de hoy, y nosotros podemos ayudar a que no logren completamente su objetivo con pequeñas acciones, como no difundir mensajes falsos y pensando dos veces lo que diremos antes de publicar nuestra opinión.
Nos tocó vivir en esta época en la que el mundo está transitando a una nueva era, donde la revolución tecnológica ha cambiado los usos y costumbres de las personas más rápido que en ninguna otra etapa de la historia, por lo que debemos ser muy responsables con el uso que le demos a la tecnología.
Así de simple.