Ya estamos a unos días del Campeonato Mundial de Fútbol en Rusia y ya se manejan las especulaciones sobre qué equipos pasarán a la siguiente ronda y quiénes se quedarán en el camino. En estos pronósticos hay equipos considerados «fuertes» y otros «débiles». Desde luego Alemania, Brasil y España, por mencionar a algunos, son equipos fuertes y además, ya han sido campeones del mundo. Equipos débiles son Corea, Marruecos, y Nigeria, por ejemplo.
Pero estos criterios de saber qué equipos son los fuertes y cuáles no, tiene mucho que ver con percepciones subjetivas. Afortunadamente las matemáticas están aquí y gracias a Arpad Elo, inventor del sistema de clasificación de los ajedrecistas, se puede tener una idea «más objetiva» de la fuerza o nivel de un equipo.
Arpad Elo (1903-1992), fue un físico que vivió en los estados Unidos y que fue campeón de ajedrez en su estado en un número de ocasiones. Se le ocurrió un sistema estadístico que permitía clasificar a los jugadores de acuerdo al nivel que mostraran. La idea es simple: Por ejemplo, si dos jugadores -de la misma fuerza- se enfrentan en una partida, el resultado más probable es de empate (50%). Ahora bien. Elo armó una tabla para saber cuál es la probabilidad de que el jugador A le gane al jugador B si el primero es mejor que él. Así nació el «rating o puntuación Elo. Por ejemplo, el Campeón del Mundo, Magnus Carlsen, tiene unos 2843 puntos Elo. Si se enfrenta con un jugador que tienen 2743 puntos, la posibilidad de que gane Carlsen es de casi el 70%. es decir, en términos estadísticos al menos, de cada 10 partidas, el Campeón del Mundo ganará 7.
El sistema Elo se adoptó en ajedrez por ;la FIDE -La Federación Internacional- n 1970 y ha sido un éxito, a pesar de que la fórmula de Elo no es perfecta. De nuevo, el sistema da una buena aproximación de la fuerza de los jugadores de ajedrez.
La FIFA ahora ha decidido implantar el sistema Elo para los equipos. Primero lo probó en los equipos femeniles y con la Copa del Mundo parece que se han decidido a implantarlo en todo el fútbol federado, tanto masculino como femenino. Así, el sistema se empezará a usar en esta copa mundial. La idea es hacer que se pueda medir la fuerza de un equipo de forma «más intuitiva y precisa», así como «evitar manipulaciones posibles». Cabe señalar que la anterior clasificación de los equipos no se tomará en cuenta, es decir, se empieza de cero.
En el sistema anterior, el criterio era muy simple: «cualquier equipo que consiga buenos resultados en el fútbol internacional obtendrá puntos que le permitirán ascender en la clasificación mundial». De acuerdo con este sitio: «Para calcular los logros de un equipo en un cuatrienio, se suman los puntos ganados en un partido (3 por victoria y 1 por empate), la media de puntos de los últimos 12 meses y la media de puntos anteriores a esos 12 meses. Como variables, se tenían en cuenta la importancia del partido (desde un amistoso, vale con un punto, a un partido de Mundial, que multiplica por 4 su valor), la fuerza de los equipos y hasta la confederación a la que pertenecen (no es lo mismo la europea que la asiática, por ejemplo). La longitud de la fórmula no escondía que los valores se asignaban un poco «a ojo de buen cubero». Uno de sus defectos matemáticos más evidentes parece ser es que en la fuerza de los equipos se asignan 200 puntos al país mejor clasificado y un mínimo de 50 a los que están más abajo del puesto 150″. De entrada pues, ya hay injusticias porque es como si al Campeón del Mundo siempre se le asignaran más puntos por ser el campeón y entonces en principio, alcanzarlo en su puntuación sería una pesada cuesta arriba y casi imposible de superar.
La FIFA entonces decidió tomar cartas en el asunto y halló que la fórmula de Elo no es mala idea. La modificó y he aquí lo que procede ahora: «Si un equipo como Brasil juega cuatro partidos ante selecciones medianas, por ejemplo, no le bastará con dos victorias y dos derrotas (o cuatro empates) para mantener su puntuación. Su diferencia teórica de nivel (medida en puntos) con los rivales le exigirá determinados resultados. Si no cumple esa expectativa estadística, perderá puntos y bajará puestos en la clasificación». Hay que reconocer que los ajedrecistas juegan más partidos que los futbolistas, y por ende, la fórmula se ha modificado. Por ejemplo, «se tendrán en cuenta los partidos amistosos, aunque su valor sea menor. Asimismo, La FIFA distinguirá entre los partidos de las fases de grupos, que valdrán algo menos que los de los cruces, hasta llegar a la final, que tiene una valoración máxima».
La fórmula de la FIFA es entonces:
P = Pbefore + I * (W – We)
- P: puntos
- Pbefore: puntos antes del partido
- I: importancia del encuentro (su valor oscila entre 5 para partidos amistosos fuera del calendario de las grandes competiciones a 60 en la final del Mundial)
- W: resultado del partido (aquí las victorias no valen tres puntos, sino uno, y 0,5 los empates)
- We: resultado esperado, según la estadística desarrollada por el señor Elo.
Esto requiere su propia fórmula, algo más compleja:
We = 1/10 (-dr/600) + 1)
Así pues, con esta fórmula se tienen las probabilidades de victoria de un país contra otro, según la clasificación vigente en ese momento. Por ejemplo, si España gana los tres partidos de la primera fase en la Copa Mundial, logrará más puntos por su victoria ante Portugal que por derrotar a Irán y Marruecos. La FIFA justifica esto indicando que el primer partido es mucho más difícil. Contra Portugal el resultado más probable (en un plano teórico) es un empate (da lo mismo si empatan 5-5 o 0-0), mientras que contra los otros dos equipos España debería ganar al menos un 60% o 70% de las veces. Si la realidad demuestra que la diferencia de puntos no se justifica y España pierde una y otra vez contra estos países, la consiguiente pérdida de punto sirve para corregir la clasificación. Esta sitúa a cada uno en su sitio y en los próximos partidos podría llegar a ocurrir que Irán fuera favorita. A la larga, el sistema parece perfecto. El sistema pues, se va refinando con el paso del tiempo y poco a poco pone a todos los países en su justa medida, o al menos eso se intenta.
Hay que indicar que la FIFA busca que haya menos manipulaciones como en el sistema anterior, y quizás es porque el antes eran claros los dislates de la clasificación en ciertos equipos. Aquí en Rusia, empieza una nueva manera de clasificar y probablemente con el tiempo empiece a dar más certeza a qué equipo es fuerte y cuál no. Por ejemplo, si Alemania -campeón mundial- tiene 2800, quizás México tenga alrededor de 2400 puntos. La diferencia son 400 puntos y eso implicaría que los alemanes tendrían que vencer en 97 veces de cada 100. Dicho de otra manera: aunque la publicidad en México nos hablen maravillas del «Tri», las posibilidades de ganarle a los teutones son francamente nulas.
Haqy otras alternativas y esfuerzos serios por dotar a la FIFA de un sistema de clasificación. En esta página puede verse una idea alternativa para este propósito.