Medir el tiempo ha sido quizás una de las grandes obsesiones humanas y para ello hemos diseñado todo tipo de artefactos que nos permiten saber cuanto tiempo ha pasado de un evento a otro. Los primeros relojes fueron verdaderas piezas de ingeniería y el siguiente paso fue lograr miniaturizarlas hasta poder poner un aparato de medición del tiempo en el brazo. De hecho, la medición del tiempo no sólo sirve para saber cuánto tiempo se ha llevado una acción determinada, sino que inclusive se usa para las competencias olímpicas. ¿Quién puede correr más rápido los 10 metros planos o nadar los 200 metros estilo mariposa en menor tiempo?
Con los años, la especialización de máquinas medidoras del tiempo ha sido cada vez mayor. Con la llegada de la electrónica digital, salieron los relojes de cuarzo, que se basan en medir las vibraciones de un cristal minúsculo piezoeléctrico y hoy en día se usan en la mayoría de los relojes electrónicos digitales, incluso los más baratos que puedan encontrarse. Probablemente este tipo de relojes sea mucho más preciso que un costoso reloj analógico de marca, aunque evidentemente, quien se compra un costosísimo reloj no lo hace porque le va a dar la hora de forma más precisa.
La ciencia ha desarrollado mecanismos cada vez más precisos y ahora se ha creado un reloj que se asume es el más preciso del mundo, es atómico y mide la frecuencia de vibración de algún material particular, en este caso el estroncio. Se ha calculado que este reloj se retrasa 1 segundo cada 15 mil millones de años, es decir, es más preciso que la edad calculada del Universo.
Este hito lo encontraron físicos del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés), en Maryland, Estados Unidos, junto con sus colegas de la Unversidad de Colorado Boulder. El anterior reloj era uno que medía la vibración del elemento Cesio 133 y que era tan preciso como el retraso de un segundo en unos cientos de años. El reporte de este avance se publica en Nature Communications. Cabe decir que en 1776 John Harrison dejó instrucciones para hacer un reloj «perfecto», el cual se retrasaría uns egundo cada 100 días. Si supiese lo que ahora hace la ciencia…
Referencias: