El día de ayer, México fue golpeado por un sismo de 7.1 grados con epicentro en el estado de Puebla, pero debido a su cercanía con la Ciudad de México y la poca profundidad del epicentro (57 km), la capital del país fue uno de los lugares más afectados al registrar ya 94 víctimas mortales y más de 800 heridos, así como 39 edificios con derrumbe o colapso.
Sin embargo, minutos después de que ocurrió el sismo, cientos de usuarios en redes sociales comenzaron a distribuir información sobre las afectaciones por el temblor, y mientras las instituciones correspondientes no declaraban daños o muertos en la ciudad, varios usuarios ya solicitaban ayuda por el derrumbe de algunos edificios, de hecho, una de las primeras imágenes que circuló en Internet mostraba la Ciudad de México con diversos puntos de la urbe cubiertos de polvo, síntoma de estructuras colapsadas.
Después de que las autoridades mencionaran que en efecto, varios edificios se habían derrumbado y que muchas personas estaban atrapadas en ellos, Twitter y Facebook se llenaron de publicaciones para solicitar voluntarios, equipo de rescate como: palas, picos, medicina, material medico y todo aquel que pudiera ayudar a atender y rescatar a las víctimas del sismo.
Yo no viví el sismo del 85, de él solo me quedan los relatos de mis papás y abuelos, y a pesar de que no ha causado los mismos estragos que el terremoto de ayer, las miles de víctimas mortales tal vez pudieron haberse reducido a solo cientos de haber existido herramientas de comunicación tan poderosas e inmediatas como las redes sociales.
A pesar de que pueden ser un arma de doble filo y propagar falsa información a una velocidad increíble, ayer fui testigo de cómo un país en crisis, con problemas sociales, económicos y azotado todos los días por la violencia, se unió para ayudar con lo poco o mucho que tenía, personas que no regresaban a sus casas y se quedaban para ayudar y rescatar gente de los escombros, usuarios que ofrecían sus hogares para que otros pudieran pasar la noche ahí, incluso había personas que se ofrecían a comunicarse con familiares de los afectados para proporcionar información precisa sobre ellos.
Telcel, AT&T y Movistar abrieron sus redes para que la gente pudiera llamar, mandar mensajes y usar datos sin costo, y mucho antes de que las empresas emitieran un comunicado oficial, la información llegó a los usuarios por medio de las redes sociales, pero incluso otras personas también quitaron las claves de su red WiFi y compartieron la información para que cualquiera pudiera tener acceso a Internet y notificara a sus familiares y amigos que se encontraban bien, para que compartieran información importante, o bien, para estar al pendiente de los lugares donde se necesitaba más gente para ayudar.
Ayer fácilmente vi varias decenas de mensajes en Twitter solicitando información sobre diferentes personas, y me da mucha alegría que hoy por la mañana muchos de esos mensajes a los que miles de de usuarios dieron retweet o compartieron en sus muros de Facebook sirvió para que sus familiares lograran encontrar a sus seres queridos.
Incluso hubo gente atrapada en los escombros que afortunadamente aún podían utilizar su celular para notificar a otras personas por Whatsapp, Twitter y Facebook sobre su ubicación, su estado de salud y sobre todo para saber que aún se encontraba con vida y esperanza de ser rescatadas. Gracias a esto muchas vidas fueron salvadas el día de ayer de entre los escombros.
¿Qué hubiera sido de las víctimas del terremoto del 85 si hubiesen tenido este tipo de herramientas de comunicación? Seguramente el número de muertos hubiera descendido drásticamente.
Hoy hemos aprendido una importante lección; que en México sí existe una sociedad responsable, consciente y bondadosa, y que debemos aprender a utilizar las redes sociales con mucha más responsabilidad, tenemos una herramienta capaz de mandar un mensaje a miles de usuarios a través de un click, por lo que es muy importante compartir información con responsabilidad, no transmitir datos dudosos o falsos que solo generan confusión y evitan que se ayude a quienes más lo necesitan.
Sigamos utilizando estas poderosas herramientas y ayudemos a todos los que aún nos necesitan allá afuera.