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El papá de los geeks mexicanos

Hasta el apagón analógico de hace unos días, la televisión mexicana no había vivido un cambio tecnológico tan importante desde que el 21 de enero...

Gonzalez_Camarena

Hasta el apagón analógico de hace unos días, la televisión mexicana no había vivido un cambio tecnológico tan importante desde que el 21 de enero de 1963 se realizara la primera transmisión de TV a color.

Hoy se cumplen 53 años de ese día en el que se transmitió el programa “Paraíso Infantil” (que era conducido por niños) a través de Canal 5, el cual lleva las siglas XHGC gracias a su creador, Guillermo González Camarena, mexicano que inventó uno de los sistemas que permitieron que la televisión a colores fuera una realidad.

Tampoco es coincidencia que el primer programa a color en México haya sido infantil, ya que González Camarena fue un impulsor de que la TV vespertina estuviera dirigida a los niños (de hecho, Chabelo inició su carrera en ese género con un programa en Canal 5 antes de su recién cancelado “En Familia”). Sí, González Camarena tiene la culpa de que varias generaciones de mexicanos hayamos crecido viendo caricaturas.

González Camarena era un verdadero geek: desde niño desarmaba sus juguetes y después se fabricaba otros con componentes electrónicos, en la adolescencia construía radios de onda corta y a los 15 años desarrolló su propio equipo transmisor de televisión con elementos de desecho que compró en mercados como Tepito y La Lagunilla.

De hecho, la primera transmisión de televisión en blanco y negro que se realizó en México la hizo él en 1946 desde el baño de su casa, que se encontraba en la colonia Juárez de la Ciudad de México.

El primer sistema de televisión a color que patentó lo creó en 1939 (¡11 años antes de que iniciara transmisiones la TV en blanco y negro en México!), y en los 60 transmitía operaciones y clases de Anatomía desde la Escuela Nacional de Medicina en un sistema de circuito cerrado que él mismo desarrolló y cuyo éxito fue tal que hasta vendió equipo a universidades de Estados Unidos.

Y es que él tenía su propia empresa de desarrollo de tecnología llamada GonCam, que ya había fabricado todo (¡todo!) el equipo con el que en 1952 inició transmisiones su propio canal, el 5 de la Ciudad de México. Sí, desde las cámaras hasta el transmisor habían sido desarrollados por González Camarena y su equipo en su propio laboratorio donde también experimentaba en otros temas relacionados con la electrónica.

Otro geek de la época (pero con mucho más billete), llamado Emilio Azcárraga Vidaurreta (el abuelo del actual CEO de Televisa), estaba muy interesado en su trabajo y apoyó varios de sus proyectos. En aquel entonces, el canal 5 todavía no se fusionaba con el 4 y el 2, que conformaron Telesistema Mexicano.

La intención era que el sistema de TV a color de González Camarena se implantara en México y que compitiera con el estadounidense y el europeo, pero los planes cambiaron radicalmente en 1965.

Una de los trabajos de González Camarena era el de desarrollar repetidoras para que la señal de televisión se viera en todo el país, y el 18 de abril de ese año, al regresar de trabajar en ese tema, encontró la muerte en un accidente automovilístico en Puebla.

Tras su muerte, nadie continuó con el desarrollo de su sistema de televisión, por lo que prácticamente desapareció del mapa y México optó por adoptar el sistema americano (el NTSC).

A González Camarena le gustaba el arte, la música y la historia; trabajaba durante las noches en sus experimentos y durante años fue uno de los expertos en telecomunicaciones más importantes del mundo, completamente adelantado a su tiempo.

Aunque estudió en el naciente Instituto Politécnico Nacional, sus allegados cuentan que, cuando le decían “ingeniero”, él respondía de inmediato “¡no me pongan apodos!”. Y es que –me parece- nunca se enteró de su grandeza, y quizá el mundo tampoco, a pesar de que él trabajó para, por ejemplo, patentar su invento en Estados Unidos, lo cual representaba mucho en una era donde todavía no existía la globalización.

Por alguna razón, desde niño conocí su biografía y lo admiro desde entonces. De hecho yo me atrevería a decir que, si él hubiera vivido en otra época, hubiera llegado a ser algo como un Steve Jobs. Así de grande era.

Y en casi medio siglo, en México no ha habido alguien con sus características o que haya tenido logros similares. Las razones pueden ser muchas, desde que la educación en el País no da para eso o que el mundo avanzó más rápido que el País o que la personalidad de los mexicanos en general no da para tener semejante genialidad. No sé qué haya pasado (quizá una mezcla de todo ello).

Pero mientras escribo estas líneas, a mí me gusta pensar que ahora mismo las está leyendo en unocero el próximo González Camarena que se convertirá en el mexicano que pateará los traseros de los Gates y los Jobs del mundo.

Así de simple.

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