Hernando Ortega, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrolló un recurso ortopédico a partir de una mano mecánica y una diadema capaz de leer ondas cerebrales para controlar la prótesis por medio de la mente.
“Es tan fácil como desear ir hacia arriba o abajo, pero al mismo tiempo resulta muy complejo, porque emitir un pensamiento claro y distinguible requiere práctica. Usualmente tenemos al mismo tiempo muchas ideas corriendo por nuestra cabeza. Tomar una sola y limpiarla de toda interferencia no es algo que se logre de la noche a la mañana”, asegura Francisco Neri, estudiante de ingeniería que ha entrenado un par de meses con el nuevo dispositivo.
Tras ver un comercial online de una diadema que podía leer ondas cerebrales, Ortega decidió ver qué otras cosas podía hacer con dicho dispositivo, el cual estaba relacionado con el desarrollo de videojuegos.
Por medio de un programa de computación, que simulaba un cubo en la pantalla, Ortega y su pupilo, Francisco Neri, comenzaron a tratar de entenderse con la diadema, hasta que después de unos meses fueron capaces de desplazar el cubo señalado en la computadora hasta conseguir movimientos sorprendentes.
“Entré al laboratorio, lo vi desordenado y dije, ‘esto está vuelto patas arriba’. Sólo bastó que mencionara esa palabra, ‘arriba’, para que automáticamente la figura geométrica se elevara. Inadvertidamente, lo que hice fue meter una idea extraña en la cabeza de Francisco, la diadema la leyó, y súbitamente él dio, contra su voluntad, una orden no contemplada”, explicó el ingeniero.
Posteriormente, gracias a su curiosidad, los ingenieros trabajaron mezclando las propiedades de la diadema, el programa de ordenador y una mano mecánica con lector de movimiento que desarrollaron, adaptando la movilidad del cubo con los movimientos requeridos en la mano mecánica.
De esa forma, así como antes los ingenieros movían el cubo con la mente, consiguieron que la mano obedeciera las órdenes enviadas con el cerebro.
“Es como si Francisco tuviera una tercera mano, lo que nos habla de una gama enorme de posibilidades. Sabemos que el nuestro, hasta ahorita, es un desarrollo pegado casi casi con diurex, pero en cuanto nos metamos a fondo y generemos software para la diadema, avanzaremos a pasos agigantados”, indicó Ortega.
La diferencia entre la prótesis diseñada en la UNAM y otras que pueden moverse, es que éstas lo hacen a base de señales bioeléctricas que condicionan ciertos movimientos musculares.
“Nosotros creemos que lograr esto a través del pensamiento es una forma mucho más natural de tener control y, al mismo tiempo, de no extrañar el miembro perdido”, aseguraron los científicos.
Los resultados obtenidos por los ingenieros han llamado la atención de una empresa que desea apoyar la investigación de Ortega y Neri, por lo que la UNAM ha comenzado a asesorar a los ingenieros con los trámites.
“Lo logrado resulta alentador, pero sabemos que debemos perfeccionar muchas cosas. Ya tenemos una mano que puede moverse con el pensamiento. Lo que sigue es pensar aún más y mover el proyecto hacia un escenario de comercialización”, concluyeron.
Fuente: Milenio