La toma de posesión del actual presidente estadounidense, Donald Trump, ha sido una constante que ha dado mucho de qué hablar. Desde el decreto migratorio en el que el empresario estableció ciertas trabas para entrar a la nación a personas de siete países, hasta el muro fronterizo con México.
Tuvimos la oportunidad de platicar con Valeria Rubio, quien el pasado 29 de enero intentó viajar a Los Ángeles desde la Ciudad de México, pero fue deportada en migración por una revisión a su dispositivo móvil.
La joven de 19 años se encontraba estudiando en Estados Unidos con una visa de turista, pero había estado visitando México, su país natal. Nunca había tenido ningún problema, había ido y regresado en diversas ocasiones, pero lamentablemente las cosas dieron una vuelta de tuerca.
Ella llegó de la Ciudad de México a Los Ángeles como normalmente lo hacía, le hicieron las preguntas de rutina de siempre. Sin embargo, no tenía boleto de regreso y esa fue la primer sospecha, además de que vieron que se quedaba por meses en Estados Unidos.
Valeria Rubio cuenta que ella se encontraba tranquila porque ya en varias ocasiones había entrado y salido del país, pero nunca esperó que fueran a quitarle su smartphone.
«Un oficial me entregó una carta que decía que era mi obligación entregarles mi celular y que era su derecho revisar cualquier tipo de correo electrónico, red social, o WhatsApp. La carta también decía que si ellos lo creen conveniente, pueden tomar una copia de seguridad sin que yo pueda exigir que no lo hagan.»
Después de que el oficial estuvo revisando su dispositivo móvil durante 40 minutos, le hablaron a Valeria para interrogarla respecto a sus estudios en Los Ángeles, pues en las conversaciones de WhatsApp notaron que tenía una constante comunicación con amigos de una escuela estadounidense.
«Yo pensé que no habría problema porque en la escuela me permitieron estar aun con la visa de estudiante, pero me preguntaron cuántas clases había tomado y como eran de tiempo completo, me dijeron que era como estar estudiando ilegalmente.»
Migración guardó su dispositivo móvil durante algunas horas, cuestionaron a Valeria Rubio sobre peso y estatura y le advirtieron que pronto tendrían información sobre qué iba a pasar o qué procedería con ella y su destino. Le tomaron fotos, registraron sus huellas digitales y la llevaron a un cuarto más para interrogarla; de esas preguntas dependería su entrada a Estados Unidos. Al respecto, Rubio mencionó que prefirió decir la verdad; que estaba estudiando ahí.
Una vez finalizada la entrevista, migración determinó negar el acceso al país, brindando la posibilidad de firmar su deportación voluntaria; de lo contrario, sin esa oportunidad, habría perdido la Visa durante cinco años.
Valeria mencionó que después de 5 horas pudo comunicarse con sus familiares para avisar que regresaría a la Ciudad de México.
«Me dejaron cargar mi celular en su oficina, pero no me dejaron utilizarlo hasta antes de que saliera el vuelo, aunque pudo ser peor, porque a otros acompañantes que venían conmigo y que tuvieron un problema similar, no les regresaron el celular«.
Llama la atención cómo un detalle tan simple pudo haber cambiado por completo el rumbo de la vida de alguien. Debemos tener precaución con todo lo que compartimos en nuestras redes sociales, porque de alguna manera son una extensión de lo que somos y hacemos e inevitablemente, terminarán definiéndonos.