El mundo se hace en base a noticias y eventos que en muchas ocasiones se repiten y que gracias al poder de los medios de comunicación, se convierten en verdades que muchas veces ni siquiera discutimos si son verdaderas o no. Por ejemplo, el CI – Coeficiente Intelectual, también denominado IQ, el cual pretende en un solo número el definir la inteligencia de los seres humanos. Este coeficiente fue empleado por el psicólogo alemán William Stern (1912) cuando estudiaba la inteligencia de los niños. Binet y Simon lo usaron a principios del siglo XX, pero en realidad no fue en un estudio, sino como un pretexto para evitar la inmigración a los Estados Unidos a principios del mencionado siglo.
Así pues, los medios siguen hablando del IQ y se repiten incontables veces las mismas historias apócrifas sobre el supuesto IQ de Einstein. Hasta donde sé, Albert Einstein jamás hizo uno de esos exámenes, pero como la especulación es fácil de hacer, entonces se habla de cifras como 190 puntos de IQ para el físico más famoso de la historia. Desde luego aparte de que el número es falso porque en serio, poner la compleja inteligencia humana supeditada a un solo número es algo poco menos que ridículo, el coeficiente intelectual es una medida falsa, como ya lo probó Stephen Jay Gould en su libro: «La falsa medida del hombre», Editorial Barcelona Crítica 1997.
En el contexto del cómputo pasa lo mismo. Por ejemplo, se dice que el ratón fue un gran invento porque es una de las interfaces más intuitivas que existen. Esto es una mentira. Pongan a alguien que nunca ha visto una computadora frente a ella y oblíguenle a usar el ratón. Al principio «se quedará sin mesa», es decir, moverá el ratón pero le costará trabajo ubicarse en el contexto de lo que hace el dispositivo apuntador.
Pero pensemos en esos ratones que tienen botón izquierdo, derecho y hasta una rueda en medio… ¿Es intuitivo su uso? No. Los botones y la rueda de enmedio tienen diferentes funciones que no se pueden intuir, hay que verlas trabajar. Y no es que no lo pueda aprender, pero el punto es que de intuitivo no tiene nada. Eso es un cuento de la mercadotecnia.
Lo mismo pasa con las interfaces que ahora tenemos en los teléfonos multitáctiles, que tienen una serie de gestos táctiles con los dedos para generar las órdenes que el teléfono debe ejecutar. Así, el desplazar el dedo sobre la pantalla táctil significa el moverse de una ventana a otra, por ejemplo. El tomar con dos dedos (pulgar e índice) la pantalla y abrirlos, significa el ampliar lo que vemos, es hacer un ‘zoom’, pues. Estos gestos definitivamente no son intuitivos. Porque lo intuitivo se hace sin pensar y funciona. No obstante, los fabricantes de hardware y software nos han querido vender esa idea de que todos estos gestos son intuitivos para quienes usamos teléfonos con pantallas táctiles.
Y entonces el siguiente paso es que un fabricante nos diga que sus computadoras y sistemas operativos son más intuitivos que el de la competencia. De nuevo esto es mentira. La realidad es que en cómputo no hay realmente nada intuitivo. Lo que hacemos es aprender a usar la interfaz que nos han puesto enfrente y poco a poco le vamos agarrando las mañas y los trucos para usarla incluso mejor.
Será pues interesante empezar por desarmar todos estos mitos, perpetuados por la publicidad engañosa, que en el fondo es una mentira que se hace ¿en buena lid? para mostrar que los equipos de la marca A son mejores que los de la marca B. Yo creo que ya es hora de que dejemos de hacer caso a las mentiras del marketing y hablemos con la verdad. Será siempre mejor para todos, aunque los que vendan equipos y software nos quieran hacer creer estas mentiras y además, intentar justificarlas para simplemente tener más ventas.