Los seres humanos somos gregarios. Nos gusta la compañía y además, por ejemplo, buscamos hacer eventualmente una familia con una pareja que nos comprenda y que nos apoye (eso de manera mutua), en esto del vivir, que no es nunca fácil. Y entonces vemos que los protocolos para conocer a la «media naranja» en ocasiones son muy complicados. En muchas sociedades, a pesar de que el hombre y la mujer cada vez tienen elementos más de una igualdad, en las relaciones interpersonales se siguen manteniendo algunas formas y estilos de hacer las cosas.

El hombre muchas veces toma la iniciativa y en muchas ocasiones es rechazado. Las mujeres son más pasivas en la búsqueda de la pareja (aunque esto es quizás una ilusión), y en algún momento se encuentran el «tal para cual» y se forma una familia.

Pero ante la problemática de hallar pareja, han surgido muchos sitios donde prometen que los que se inscriban podrán hallar al amor de su vida o bien, sitios donde se promete relaciones sexuales sin encadenarse a tener una relación personal con la eventual pareja. Son sitios que buscan diversión sexual entre adultos sin los compromisos que se llevan aparejados en este tipo de circunstancias.

En Ucrania, Rusia, y muchos otros países que antes fueron parte de la Unión Soviética, ha surgido una industria de los sitios de romance por Internet. En dichos sitios las mujeres que ahí se inscriben (de todas partes de Ucrania), son en general mujeres espectacularmente guapas, que buscan una relación amorosa y que, en algún momento, hasta estarían dispuestas a ir al país de alguno de sus enamorados para casarse con él e iniciar una vida en pareja.

Tal vez este tipo de sitios proliferen en este momento debido a la situación política y económica por la que pasa Ucrania. En Odessa, que es donde hay más movimiento en este sentido, hay legiones de hombres de «occidente» en citas con mujeres de dicha región a través de cafés internet en donde todos los días se tejen historias románticas, aparentemente.

Pero como las relaciones en Internet tienden en algún momento a dar un nuevo paso, hay muchos hombres que se han decidido a ir a Odessa y ver a sus ligues de esa ciudad, para ver si ya en persona se sienten igual de cómodos que cuando chatean por la red de redes. ¿Qué pasa entonces? ¿Son funcionales estas agencias de «esposas ucranianas o rusas» por Internet?

La siguiente historia es de Shaun Walter, un periodista del The Guardian, que acompañó a 29 hombres que buscaban hallar a la mujer de sus sueños en un viaje a Odessa. La mayoría eran estadounidenses aunque había británicos, un italiano y un árabe en el tour.

Uno de los sitios más visitados en esto de hacerse de una esposa de Rusia o Ucrania, es el de la empresa Anastasia International, quien tuvo utilidades el año pasado por unos 140 millones de dólares, nada despreciables. Tiene cientos de mujeres ucranianas (y de muchas otras partes del mundo) que están disponibles para chats y finalmente citas ya en la vida real con los solteros que buscan una esposa. Y cabe señalar que Anastasia Internacional no es un sitio de trata de blancas. Es un lugar donde se busca que los hombres puedan hallar esposas y las mujeres esposos, en un contexto moderno y civilizado, en donde ya no hay fronteras.

Cada vez que un hombre quiere mantener una conversación en línea con alguna mujer que está en el sitio, debe pagar por cada minuto que habla con ella. De acuerdo al sitio, «el encontrar una mujer en Ucrania es como salir con una modelo pero con los valores de tu abuela». Los hombres que buscan mujeres ucranianas están cansadas de las mujeres de occidente e insisten que ellas han perdido los «valores familiares».

Un viaje a Odessa a tratar de hallar la mujer de tu vida puede costar unos 5 mil dólares. Dura una semana y los que le entran a este negocio sin duda están esperanzados de encontrar una buena y hermosa mujer para el resto de sus días. Sin embargo, la historia es mucho más compleja. Un estadounidense llamado Todd, por meses analizó unas 1,500 candidatas a esposa en Anastasia hasta llegar a dos candidatas finales. Gastó entonces miles de horas y de dólares platicando con ellas en línea. Todo iba muy bien y Todd esperaba que ya en un encuentro personal podría saber quién era la que hacía clic con él, la que tenía mejor química. Pero cuando llegó a Odessa y les habló por teléfono, ninguna de ellas le respondió.

Y aunque quizás Todd fue muy ingenuo en su percepción sobre las mujeres con las que había hablado por meses en línea, fue claro que estaba decepcionado de todo este asunto. Otro personaje en este viaje fue un hombre llamado Stephen, de 62 años, de Texas, divorciado, que estaba en su viaje número 11 a Ucrania, buscando desesperadamente a una pareja. «Quiero compañía porque hay cosas que me gustaría hacer cuando regrese a casa, pero no las quiero hacer solo», dijo. «Quiero ver el Gran Cañón, pero no lo quiero ver solo. Estoy cansado de no tener a nadie con quien compartir mi vida».

Stephen terminó teniendo una reunión con una pianista llamada Elena. En la segunda cita ella le dijo que podría ser quizás su alma gemela. Para el final de la semana, Stephen estaba seguro de haber hallado a su esposa. Fue una semana costosa, pagando cenas, taxis y un traductor, pero Stephen parecía complacido pues había encontrado el amor.

Pero las cosas no serían tan fáciles. Prácticamente al terminar el tour, la mayoría de los hombres buscando esposa fueron víctimas de un fraude sofisticado. Por ejemplo, Stephen estaba ya listo para pedirle matrimonio a Elena, pero ella le dijo que necesitaba más tiempo para ver si se comprometía y le sugería que regresara a Odessa y continuara en estas citas platónicas románticas.

Todd no recibió respuesta de sus candidatas y finalmente decidió dar vuelta a la hoja. Dijo: «Al menos perseguí mis sueños. ¿Encontraré mi otra mitad? No lo sé. Sólo puedo decir que lo intenté y si muero soltero, pues era mi destino».

¿Pero cómo son estos fraudes románticos? Un ejemplo es de Alina, una mujer que en un momento determinado habló de lo que llamó «prostitución emocional». Explicó que hay todo un catálogo de técnicas, desde una conversación en línea poco personal hasta un servicio completo con chofer para aquellos que se aventuren en estos tour a Odessa. Sin embargo, estos hombres hallarán citas platónicas en donde las mujeres ucranianas los despiden en los aeropuertos con tristeza y además, con carteras vacías. Tal vez muchos hombres llegan con expectativas absurdas sobre las posibles novias y esposas, pero como indica el autor del artículo en The Guardian, nadie se merece ese trato.

Para muchas mujeres, este sitio de esposas por e-mail es una forma de ganarse la vida, sin duda de una manera fraudulenta o cercana a ello. Por ejemplo, Chris, un joven de 29 años confrontó a su cita sobre la naturaleza del negocio. Ella rompió en lágrimas diciendo que se sentía fatal y que necesitaba el dinero para poder mantener a su mamá pues su padre había ya muerto. Hay mujeres que quieren irse a vivir fuera de Ucrania, buscando el amor, pero en el mientras engañan a hombres de la tercera edad que buscan pareja.

Por su parte, Anastasia International dice no tener nada que ver con estos fraudes y que cuando se da cuenta de ellos incluso veta a las mujeres que actúan de forma deshonesta. Es más, indica que está dispuesta a reembolsar a los clientes que hayan sido víctimas de un fraude y da consejos sobre cómo evitarlos.

Así pues, hay que desconfiar de todos estos sitios. Dése una vuelta por Anastasia International o cualquier otro sitio de búsqueda de novias y esposas ucranianas. Verá que hay mujeres espectaculares pero las cosas no son como las pintan en estos sitios. El engaño empieza cuando alguien se inscribe en una página de esta naturaleza, buscando legítimamente a su media naranja, y pensando que las mujeres inscritas en el mismo también actúan de buena fe. Finalmente parece ser en general un fraude orquestado en contra de los hombres que están solos. Y da resultado. Hay mucho de psicología en cómo funcionan estos sitios.

Referencias: The Guardian