Facebook es probablemente la red social más usada en el mundo y curiosamente, para poder entrar a ella -la mayoría de quienes ya lo hemos hecho- se nos pide que aceptemos una especie de largo contrato -el cual aceptamos- y listo: a navegar en la red social, compartir contenidos, fotos, mensajes, videos, etcétera. Desafortunadamente como no leemos este «contrato» aceptamos lo que Facebook hará con nuestra información sin previa consulta y si leemos lo que hacen con nuestros datos, en términos generales se reduce a «puedo hacer lo que quiera con ellos y sin consultarte». Vean nada más aquí y aquí.
El tema de la privacidad es algo interesante por muchas razones, la primera es que si no cuidamos este aspecto, nos exponemos en Internet a muchísimas dificultades. No falta quien hace uso de tus datos, de tus fotos, de tus datos personales. Hay quien no tiene empacho en poner que sale de vacaciones, a dónde va y cuando regresa. En esta época en donde la información es un bien valioso, hay que andarse con más cuidado.
Cabe decir que la privacidad no solamente es poner controles a quién puede ver nuestros contenidos porque no olvidemos que Facebook, dentro de su propio sistema, es el «gran hermano» al mejor estilo orwelliano, porque lo ve todo y además, lo guarda para sí todo: fotos, videos, mensajes, incluso reportes que se le hacen a la red social.
Pero ¿cómo debemos cuidarnos? La realidad es que no es difícil, y no se trata de poner controles para que otros no vean nuestros contenidos, cosa que desde luego, no es mala idea restringir. En realidad, sin embargo, lo más simple es seguir esta sencilla regla: «no publique en ninguna red social nada que no quiera que otros vean».
Pero más de uno puede preguntarse «¿Qué importa que otros vean mis contenidos? Finalmente el que nada debe nada teme». Pues sí y no. Es cierto que uno podría pensar que publicar una foto de la comida en un restaurante, o bien, fotos de un evento que ocurrió en la ciudad, una marcha por ejemplo, no tiene mayores consecuencias. Podría uno estar simplemente «documentando» lo que está pasando, ¿no? Pues no necesariamente. Considerando que en Estados Unidos la Agencia de Seguridad Nacional – NSA, vigila a mucha gente y que además, debido a los ataques a las Torres Gemelas en Nueva York en el 2001, en donde Bush emitió una ley sobre «homeland security», y gracias a esta ley prácticamente el gobierno norteamericano tiene derecho de entrometerse donde le dé la gana, cualquier actividad de cualquier ciudadano, la que sea, puede ser investigada.
¿Pero esto es sólo en Estados Unidos, verdad? Pues no, es en el mundo entero. Los norteamericanos han vigilado, lo sabemos por Snowden, incluso a presidentes de otros países, incluyendo Enrique Peña Nieto. ¿Y para qué nos vigilarían? Pues porque cada acción de cualquier ciudadano bien podría ser sospechosa.
La privacidad es algo importante. Uno puede pensar que como ciudadano normal promedio no tendría de qué preocuparse, pero seamos francos, ¿para qué darle argumentos a los «guardianes» del orden? Porque como están las cosas, sin duda hay que ser muy cautos con la información aque compartimos, incluso aunque supongamos que la compartimos solamente con quienes conocemos, cosa que en general no es cierto, aunque así parezca.