La historia de Linn (ver artículo pasado), plantea la duda de qué poseemos cuando compramos un libro electrónico. ¿Es nuestro? ¿O acaso solamente compramos el derecho a leerlo? ¿Son los DRM una opción víable en este negocio? ¿De verdad protege a los creadores de contenidos y a los que legítimamente compran un libro electrónico? Y las preguntas plantean la posibilidad que el que nos da esos derechos nos los quite porque un día se levantó de malas, por sospechar quién sabe qué cosas o nada más porque hubo un error en el sistema y nos bloquearon nuestra cuenta.
Esto plantea la posibilidad de quitar los DRM con la intención de tener respaldo de lo que legítimamente hemos comprado. ¿Cómo se puede hacer esto? Es claro que en el caso de Amazon en el Reino Unido va más allá de los derechos digitales. A la mujer le quitaron su cuenta, acceso a su biblioteca de libros comprados, etcétera. Pero los DRM muchas veces bloquean el acceso a los contenidos en los dispositivos. Amazon, si mal no recuerdo, permite hasta 5 dispositivos donde se pueden leer los libros electrónicos que uno compra. Más allá de eso, la empresa simplemente impide que esos contenidos se puedan leer.
Cuando uno compra contenidos digitales, uno no está comprando un libro, una película, algo físico. No. Está adquiriendo el derecho a usarlos, es decir, compra uno una licencia. Al comprador no le pertenece los libros que ha comprado. Por ejemplo, Amazon indica en sus «Términos de usos»: «El proveedor de contenidos le da a usted un derecho no exclusivo de ver, usar y desplegar los contenidos como en el caso de Kindle, por un número ilimitado de veces, solamente en el dispositivo Kindle o en la aplicación lectora de Kindle. […] El contenido de Kindle se licencia, no se vende, a usted, por el proveedor de contenidos». Aparte de esto, se añade que el contenido de Kindle no debe ser modificado para saltarse el esquema de seguridad. ¿Así o más claro?
Así entonces, quitar los DRM significa ir contra los términos de uso. Amazon y otras empresas de contenidos digitales, le permiten guardar sus compras en la nube para descargarlas cuando se quiera, siempre y cuando se cumplan con las políticas de uso del proveedor.
Aquí no diremos qué hacer para deshacerse de los DRM de sus contenidos electrónicos. Hay un buen número de sitios web en donde podrá ver, quien tenga interés, las instrucciones para que sus compras en Kindle terminen en su disco duro para respaldar la información adquirida. Esto de entrada no es ilegal pues la ley da derecho a todos los usuarios a hacerse de copias de respaldo, cosa que los DRM impiden, por lo cual hay quienes piensan, incluyendo la Free Software Foundation (FSF), que los DRM son una práctica ilegal.
Pero, ¿Qué piensa el lector binario de unocero al respecto de los DRM, de quitar los DRM aunque Amazon (o cualquier otro proveedor de contenido) no esté de acuerdo? ¿El lector, lectora, ya ha quitado los DRM de algo que haya comprado?
Referencias: LifeHacker