Sé que en mercadotecnia se busca que las empresas se asocien a productos. Por ejemplo, si hablamos de corporaciones de cómputo gigantescas quizás nuestro primer pensamiento sea IBM. Si hablamos de pañuelos faciales es probable que nuestra primera marca a decir sea Kleenex. Esto, desde luego, no obliga a nadie a comprar un producto determinado solamente porque recordamos una marca comercial o porque es la primera que se nos viene a la mente, pero claramente esa presencia en las personas debe influir en los hábitos de compra.
Apple, en los últimos años ha decidido enfocar su batería a un nicho de mercado que tiene un alto poder adquisitivo. Sus computadoras, en un momento superiores en tecnología a las demás, se vendían mucho más caras. Sin embargo, con el pasar de los años la competencia ya hace máquinas con al menos las mismas prestaciones que los equipos que hace Apple y a menor precio. Es claro que para mantenerse en este mercado con software propietario y cerrado, Apple debe dar algunas ventajas sobre productos más abiertos, pues si no, no habría razones para adquirirlos.
La empresa de la manzana, primero de todo, hace equipo costoso con una calidad que muchas veces no tienen otros equipos. Sus iPhones, por ejemplo, al principio eran lo mejor de la telefonía inteligente y al haber introducido la pantalla táctil, resultaba más atractivo que cualquier otro equipo en el 2007. Pero de nuevo, pasaron los años y salió la competencia. El iOS empezó a tener un antagonista, Google Android, y como este último es de código abierto, pues empezó a ser usado por muchos fabricantes. Y así, mientras Apple se ceñía a sus sistemas propietarios, Android empezaba a cobrar impulso en el mercado de la telefonía. De hecho, hoy Android tiene más del 80% del mercado. Como están las cosas, los analistas indican que Apple se quedará con un 16%, que es más o menos lo que ha tenido en el nicho de las computadoras laptop y de escritorio.
Pero lo interesante de todo esto es la percepción del comprador, de quien decide entrarle a un teléfono de una marca particular. Apple tiene una imagen pública de que todo lo que hace es fantástico y aunque sea más costoso, vale la pena. Y ojo, estamos hablando de la percepción común sobre los productos de la manzana no de quienes como muchos de nosotros entra a páginas de tecnología o entiende de cómputo y/o electrónica.
Hace tiempo escribí sobre esto y puse el siguiente video, el cual salió del programa de Jimmy Kimmel, y en donde bromean sobre la noticia de la inminente salida del Apple Watch, que en ese momento no tenía siquiera un nombre comercial. Tomaron un reloj Casio de 20 dólares y se lo mostraron a la gente que pasaba diciéndoles que era el nuevo modelo de iWatch. Para hacer el efecto más efectivo, le pusieron en la parte trasera del reloj una calcomanía de Apple. Las opiniones al respecto de los transeúntes pueden verse aquí:
Pero Kimmel, hace un par de días, regresó con un nuevo video, después del anuncio que hiciese Apple de su dispositivo para TV, los nuevos iPhones, el nuevo iPad gigante y el Apple Pencil. En esta ocasión el locutor planteó en el video mostrarle a la gente que pasaba por la calle un “nuevo” teléfono iPhone, cuando en realidad era el primer modelo que salió en el 2007. De nuevo ¿qué dijo la gente? Vean el video:
Y antes de que salgan a decirme que son paleros, que todo está preparado, cosa que en cualquier caso es de dudarse, es evidente que para el hombre de la calle, no nosotros que leemos sitios de tecnología o estamos informados, el nombre de Apple es sinónimo de muy buena calidad y sin fijarse dan argumentos francamente risibles sobre las “características” de un nuevo teléfono que es del 2007.
Y he ahí mi punto: nos dominan con la mercadotecnia. Quien se compra productos Apple ve todo lo demás como imposible de usar. Un amigo una vez me dijo que Android era una basura, imposible de usar, pero la verdad, hay millones que lo usan. Y si se suben a un autobús por la ciudad verán cuanta gente usa un teléfono Android que se supone -de acuerdo al Apple-fanboy de mi amigo- era poco menos que inusable.
Así pues, la lección no es la burla que hacen en los videos a los supuestos productos de Apple, sino a cómo los fabricantes de pronto (y no solamente Apple), a través de la publicidad, controlan nuestros gustos y nos crean necesidades. Esto es una interesante lección para todos.