Dentro de todos los proyectos que impulsa Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena en el Senado, figuran algunos encaminados a regular aristas del espectro digital, sean las redes sociales o las plataformas digitales de streaming.
Sobre estas últimas, a inicios de febrero Monreal presentó una iniciativa que tiene por objeto abrogar la Ley Federal de Cinematografía y expedir la Ley Federal de Cinematografía y el Audiovisual, cuyos puntos de interés incluyen garantizar el acceso a la cultura en atención a la diversidad y pluralidad cultural de México, y establecer reglas claras para la exhibición de obras nacionales, en atención a que la mayorías de las cintas que se exhiben en el país son extranjeras.
En la iniciativa también se expone que, de esa mayoría de películas extranjeras, varias pantallas son ocupadas por solo una de estas. “La película Avengers, así como sus secuelas, sirven para ejemplificar de manera muy clara cómo ha aumentado el número de pantallas con las que se estrenan los grandes blockbusters pero, sobretodo, el incremento en el porcentaje de pantallas que ocupa un solo título”, dice la iniciativa.
En una entrada publicada en su sitio oficial, el senador dice que su iniciativa busca aumentar del 10% al 15% el tiempo total reservado para la proyección de películas nacionales, y que las plataformas digitales reserven el 15% de su catálogo para producciones cinematográficas y audiovisuales mexicanas.
Para la Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI), el proyecto de Monreal viola los acuerdos establecidos en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) relativos al comercio digital y las telecomunicaciones.
Sissi de la Peña, vocera de la ALAI, nos dijo en entrevista que en el T-MEC se estableció que ninguna parte otorgará un trato menos favorable a un producto digital creado, producido, publicado, contratado o comisionado en el territorio de otro de sus socios.
“Aquí se habla de un acto discriminatorio a los productos digitales de los socios, con lo cual se violan los acuerdos de comercio digital” dijo De la Peña antes de puntualizar que la contravención a las telecomunicaciones llega cuando a un proveedor de servicios OTT se le imponen requisitos aplicables a un proveedor de servicios públicos.
“Los servicios de radio y televisión están regulados por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) porque se transmiten a través del espectro radioeléctrico que le pertenece al Estado. Los servicios OTT se transmiten a través de Internet. No es el mismo medio y el IFT no tiene atribuciones para regular Internet, porque ésta es una red global” dice De la Peña.
A ello todavía debe sumarse la ambigüedad de lo que la iniciativa entiende por producto nacional, pues las producciones que usualmente asumimos hechas en México, como Roma o La casa de las flores, en realidad son creadas con capital extranjero.
“La rosa de Guadalupe sí podría estar en el catálogo”, remata irónicamente De la Peña.
Monreal insiste en que, si la iniciativa prospera, se haría justicia al reclamo de la industria audiovisual mexicana de contar con mayores estímulos y apoyos para competir en un mercado globalizado, acaparado por la industria estadounidense.