Esta semana platiqué con varios empresarios de la industria juguetera y todos coincidieron en que, hoy en día, los niños piden a los Reyes Magos y Santa Claus más dispositivos electrónicos que juguetes.
Así, todos señalaron que un niño de ocho años ya tiene más posibilidades de recibir en Navidad un iPad que, por ejemplo, una bicicleta que no podría usar debido a que hoy resulta inseguro jugar en las calles.
Inclusive, de acuerdo con estos jugueteros, los niños piden más un teléfono celular que un videojuego, lo cual también se traduce en un cambio radical en las actividades del menor.
La tecnología no ha sido ajena a los juguetes; de hecho, hay algunos que marcaron época y que seguramente ayudaron a formar a los adultos gadgeteros de hoy, como el robot 2-XL o el Fabuloso Fred, que en los 80 eran lo más cercano a una computadora sin ser un videojuego.
La diferencia de ese tipo de productos contra una tablet o un celular es que se trataban de objetos pensados y diseñados para jugar y no para comunicarse y tener acceso a toda la información del mundo.
Cada quién es libre de permitirle a Santa Claus que le regale a su niño lo que desee, pero es importante buscar alternativas que satisfagan el deseo del pequeño por un dispositivo electrónico y, a la vez, la necesidad de los padres de acercarle productos acordes con su edad (y, definitivamente, un iPad no lo es… inclusive, el mismo Steve Jobs reconoció que no le quería dar un iPad a sus hijos y, en cambio, prefería que en sus cuartos hubiera libros en vez de pantallas).
Hay opciones en el mercado que pueden ser útiles, como tabletas diseñadas especialmente para niños y con controles parentales que pueden ir “desbloqueando” características diferentes conforme el niño vaya creciendo.
También hay otras más lúdicas y divertidas, como una en la que el niño puede diseñar un juguete mediante una app y enviarla a una tienda para que ahí se imprima en una impresora 3D, con lo que se obtiene un objeto único y al gusto del dueño.
Opciones como estas se pueden encontrar en México mediante una sencilla búsqueda en internet o visitando algunas jugueterías localizadas en centros comerciales, como aquellas en donde también se ofrecen productos como telescopios avalados por la Agencia Espacial Europea o cámaras fotográficas diseñadas para niños.
La tecnología es para todas las edades, pero siempre debe elegirse el producto indicado para cada momento de la vida.
En resumen, no es que la tecnología para los pequeños sea mala (¡todo lo contrario!), pero siempre hay que pensar en darles algo que corresponda a su edad y necesidades. Así de simple.