Nunca ha estado de más sugerir el hacer respaldos de nuestra información importante. Los sistemas, los discos duros, las memorias, los discos compactos, los DVD, no tienen palabra de honor y en el peor de los momentos puede quedar inaccesible información que para el usuario es valiosísima. Si no hay respaldos ni llorar será bueno.
Y esto parece aplicarse también a servicios como los que prestan algunas empresas. Por ejemplo, hay compañías que rentan el espacio en sus servidores para así hacer respaldos de los usuarios que paguen por ello. Son rentas relativamente económicas para los usuarios finales y de hecho, en ocasiones dan una cantidad de espacio en sus discos (unos 2 GB), de forma gratuita.
Esta es una manera de protegerse contra el accidente fatal de nuestros datos. Y sí, hay quien piensa que no hay ninguna garantía y seguridad de que estas compañías no mirarán los datos de los clientes, pero si alguien tiene dificultades con eso, puede cifrar sus datos y sacar provecho de estas ofertas.
Normalmente estas compañías que ofrecen respaldos en «la nube» limitan no solo el tamaño de almacenamiento, sino la velocidad de descarga o subida, etcétera. Es un negocio finalmente, pero si me lo dan gratis, pues me atengo a sus políticas.
Y esto también se aplica a Google, que da una serie de servicios -como Gmail- en donde uno puede mandar y recibir correos o bien, mandarse uno mismo archivos para protegerse de un potencial accidente de nuestros discos duros.
Pero como es gratis, Google en realidad no se hace responsable de nada. Hay por ello una diferencia radical entre muchos servicios «gratuitos» y de paga. En el primer caso, uno debe esperar que nada salga mal. En el segundo caso, si algo sale mal, siempre podremos reclamar porque pagamos por precisamente ese servicio.
Pues bien, el artista Dennis Cooper tiene un problema enorme en sus manos: la mayoría de su obra, hecha en los pasados 14 años, ha desaparecido. Dennis mantenía todo en un blog en la plataforma Blogger (propiedad de Google desde el 2003). A finales de junio, descubrió que no tenía acceso a su cuenta, que simplemente Google la había puesto fuera de línea.
Pero más aún, Google deshabilitó la cuenta de correo de Cooper, en donde tenía la mayor parte de sus correos. No ha podido saber -porque Google no se ha comunicado con él- la razón por la cual ha desaparecido tanto su blog como su cuenta de correos.
Cooper, dice, usaba su plataforma del blog para sus ficciones, investigaciones y arte visual; era pues «una plataforma por donde casi diario se comunicaba con sus seguidores y colegas». Su última novela llamada GIF (que como sugiere el término, era una novela construida con GIFs animados), estaba en la mayor parte guardada en su blog.
«De todas las cosas que me preocupaban, perder mi novela era mi mayor miedo», dice Cooper. Si se quiere acceder al blog, Google presenta el mensaje conocido: «Sorry, the blog at denniscooper-theweaklings.blogspot.com has been removed. This address is not available for new blogs».
Y si todo parece malo, Cooper dice que el trabajo del blog solamente estaba en el blog. Y nos dice: «Nada de este blog estaba respaldado o archivado en ninguna otra parte hasta donde yo sé».
A pesar de todo esto, no todo está totalmente perdido. En el sitio The Internet Archive’s Wayback Machine, se ha guardado algo del trabajo de Cooper, fechado el 3 de enero del 2012, pero son solamente pedazos de la página central del blog en alguna fecha; no es ni remotamente el blog completo. El blog tampoco está en el caché de Google. Vamos, no existe ya.
Nadie sabe a la fecha por qué Google desapareció este blog. Se ha sugerido que contenía material para adultos (desnudos, sexualidad), pero el blog tenía el aviso que era un blog de mayores de 18 años y además, por 14 años el autor publicó sin problemas en su bitácora en Blogger. Tampoco explica la razón por la cual también desapareció su cuenta de correo.
Google ha dicho que está «al tanto del problema», pero no quiso comentar si el trabajo de Cooper fue borrado o trasladado a otro servidor. Habrá que esperar a ver qué ocurre en este caso y si Google da una respuesta definitiva.
Cooper está pensando en demandar a Google y ha consultado a un experto en la propiedad intelectual. Sin embargo, es de dudarse que esto asuste al gigante de las búsquedas. Google pone montones de recursos de forma gratuita y en las «reglas del juego», es decir, en lo que podemos hacer o no, parece que no hay ninguna responsabilidad de la empresa si ocurre algo de esta naturaleza.
Cooper debió haber respaldado sus datos, o ser más cuidadoso en ese sentido. Pero aún así, los respaldos deben ser la norma y no la excepción. Si Google borra todo, no debería nadie perder un solo byte de información.
De hecho, en mi opinión, Google no ha borrado nada, pero lo ha hecho inaccesible. Hablamos de una empresa que es probablemente la más poderosa en lo que se refiere a preservar y a almacenar información.
Google dice que su misión es «organizar la información del mundo y hacerla útil y accesible», pero no está claro si siguen creyendo en eso, pues el año pasado, Andy Baio escribió como a principios del año 2000, Google News Archive y Google Groups fueron abandonados silenciosamente.
Para muchos, «Internet no olvida» y lo que se sube a la red eventualmente aparecerá. Sin embargo, hay quien piensa que al contrario, como Baio, quiern aclara: «Poner algo en la red sugiere que entonces esa información no está a salvo».
Referencias: