Desde nuestra niñez, la riqueza se nos ha presentado como algo deseable pero, por el contrario, tendemos a mirar a las personas ricas de una forma negativa. Esto es así porque estamos acostumbrados a pensar que las personas ricas han robado a las demás la posibilidad de serlo y tenemos la apreciación de que nos están impidiendo a nosotros mismos ser ricos.
Afortunadamente esta percepción es errónea. La naturaleza es infinitamente abundante e inmensamente rica, y nosotros somos parte de la naturaleza por lo que es nuestro derecho natural desear ser inmensamente ricos.
Wallace Wattles, un escritor estadounidense y uno de los más grandes exponentes del Nuevo Pensamiento, propone un camino de desarrollo personal en la búsqueda de la riqueza. Si uno persigue la riqueza a través del método creativo nos convertimos en excelentes personas y además desarrollamos al máximo nuestras capacidades en el proceso de adquisición de riquezas.
Según Wattles para lograr una máxima expresión de nuestra vida es necesario que nos hagamos ricos a través del método científico. Él señala principios universales con una efectividad demostrada a lo largo de los años. Hay una ciencia para hacerse rico y es una ciencia exacta.
La posesión del dinero viene como consecuencia de hacer las cosas de un cierto modo. Hacerse rico no es el resultado del entorno o medio ambiente en el que estamos, de tener grandes talentos, del ahorro o de hacer cosas que otros no logran. Hacerse rico es el producto de hacer las cosas de un cierto modo; las oportunidades están ahí, tan sólo hay que aprovecharlas.
Wattles explica el primer principio de la ciencia de hacerse rico. La sustancia original de la cual proceden todas las cosas es una sustancia sin formar. El pensamiento es el único poder que puede producir la riqueza tangible a partir de las sustancias sin formar. Para ser rico, debes aprender a pensar de cierto modo; no necesitas quitar riqueza otros para ganarla tú.
Debes crear, no competir por lo que ya está creado. Debes deshacerte de la idea malentendida de la competencia. No tienes que quitarle nada a nadie, manejarte con negocios turbios, engañar o aprovecharte, o dejar algún trabajo para ganar menos de lo que ganas. Tampoco tienes que codiciar la propiedad de otros; debes convertirte en un creador no en un competidor.
De este modo, vas a conseguir lo que quieras pero de tal modo que, cuando lo consigas, cada uno de las otras personas tendrá más de lo que tiene ahora. Para que la riqueza llegue a nosotros, obviamente debemos hacer alguna actividad. Debes dar a cada persona más de lo que tomas de ella y un mayor valor de uso, es decir, dar un mayor valor en beneficios a la otra persona de lo que tomas de ella en efectivo.
También debes mantener la imagen mental de la cosa que deseas obtener y moverte hacia ella. Actuando de cierto modo, uno no debe sólo pensar, sino que también necesita tomar acción. A través del pensamiento, la cosa que quieres te es traída, pero es mediante la acción como la recibes.
Tú puedes enriquecerte en cualquier negocio, ya que si no tienes talento para hacerlo, puedes desarrollarlo. Esto simplemente quiere decir que tendrás que ir haciendo tus herramientas a medida que avanzas, en vez de limitarte al empleo de aquellas con las que has nacido; te enriquecerás más fácilmente si haces aquello para lo cual fuiste hecho a la medida pero te enriquecerás más satisfactoriamente si haces aquello que quieres hacer y, precisamente, hacer lo que quieres hacer es vivir.
Referencias: CGIE, Evolución Consciente, Desarrollo Personal