Es bien sabido que a finales de los 90, Gorillaz, la banda virtual del Reino Unido formada por el cantante de Blur, Damon Albarn, estableció un antes y después en la industria musical. La idea de hacer conciertos en vivo con una banda dibujada en 2D y voces reales sonaba irreal pero fue un éxito, mientras duró.
Claro que hay una gran diferencia entre Gorillaz y Hatsune Miku, la cantante virtual japonesa que en agosto cumplió siete años de existencia pues su carrera fue mera suerte. Originalmente, Hatsune Miku empezó como un programa de voz artificial de Crypton Future Media para que la gente cantara; su voz fue tomada de la actriz Saki Fujita y para hacerlo atractivo usaron la imagen de un personaje de manga: una chica de pelo verde, ojos grandes, 16 años y vestuario de Lolita. Por alguna razón la gente se enamoró de ella y le hicieron ilustraciones, coreografías, ropa y fue así como surgió el holograma que canta todo tipo de género –desde pop hasta ópera-, tiene más de 2 millones de fans en Facebook, más de 100,000 canciones (creo que los Rolling Stones no llegan ni a 500) y hoy, está de gira internacional. De hecho, fue la primera holograma en 3D en dar un concierto en 2010.
Por supuesto la idea de los conciertos virtuales le parece atractiva a muchos y detestable a otros. Hace dos años se presentó en el festival de música Coachella, un holograma del rapero Tupac, quien fue asesinado en 1996 y este año, en los Premios Billboard Michael Jackson resucitó, a 5 años de fallecido, con un nuevo sencillo (¿nostalgia o explotación?)
Estamos en «Rocktubre» el mes de los conciertos en México. Yo ya me perdí a Lana del Rey y no iré al Corona Capital. Me encantaría pensar que en los próximo años, los conciertos serán hiperrealistas, con hologramas a la Star Wars y Her: desde la comodidad del hogar, interactivos y con tecnología de punta, mientras eso llega me quedo con mis viejos DVD, lo que pasen en HBO y lo que me dé Netflix.