Linux es un sistema operativo con el mejor sabor de Unix. Escrito con la misma filosofía que Unix, Linux, comandado originalmente por Linus Torvalds, ha logrado con los años -y con una cantidad enorme de programadores que han apoyado el proyecto- a establecerse como una opción muy interesante por diversos motivos: calidad y gratuidad. Existen muchas distribuciones de este sistema, Debian, Mandrake, RedHat, Ubuntu, etcétera, y todas en esencia son lo mismo, aunque claro, cada distribución tiene sus peculiaridades.
Quien quiera probar Linux se hallará en la disyuntiva de tener que cambiar el sistema operativo que usa y por ello, mejor no hace nada. Sin embargo, la mayoría de las distribuciones de Linux permiten hacer algo que han dado en llamar LIVE CD, y que permite probar Linux en la computadora personal sin modificar nada de lo que los discos duros tengan e incluso, el sistema operativo original.
Sabemos que muchas máquinas vienen con Windows preinstalado. Quien se compra una computadora así le basta sólo prenderla y empezar a trabajar. Por ello, la gente se acostumbra rápidamente al sistema operativo que traía originalmente y no piensa entonces hacer ningún cambio. Esa resistencia es el argumento de Microsoft para mantenerse en el gusto del consumidor. Pero muchas veces, el sistema de Microsoft resulta demasiado pesado para ejecutarse en algunos equipos.
Por ejemplo, yo tengo una netbook Hewlett-Packard con Windows 7 Starter version. Con el tiempo, el uso, el agregar programas, el cargar el disco duro, la máquina se ha puesto muy lenta. He realizado algunos procesos como optimizar el disco duro, poniendo los archivos en sectores adjuntos, etcétera. Las cosas no han cambiado significativamente. La conclusión es que para un procesador Atom a 1 GHz, Windows 7 es demasiado pesado en recursos y por ello, poco a poco se vuelve más lenta e incluso, difícil de usar precisamente por esta lentitud. Por ello, tal vez la solución es usar alguna “distro” de Linux.
Elegí Ubuntu y hallé que podía descargar la imagen .iso a mi máquina para después grabarla en un disco compacto. Mejor aún. Encontré que podía poner el sistema operativo en un USB de 2 GBytes y arrancar desde ahí. Así entonces, no tendría necesidad de modificar nada en mi máquina original y podría probar Ubuntu desde el USB sin arriegar ninguno de los datos de mi máquina.
Los pasos para probar Ubuntu (Linux) y no morir en el intento, o bien, no arriesgar a que la distribución de Linux sobreescriba algún dato en el disco duro, son los siguientes:
- Descargue la imagen de la versión desktop de Ubuntu
- Descargue el programa pendrive
- Tenga a la mano una unidad USB con dos gigabytes libres (recomendable que sea sólo para este uso)
- Corra pendrive y el sistema instalará Ubuntu en el USB
Una vez hecho esto, puede rearrancar su máquina, ir a la configuración y decirle al sistema que arranque del USB. Coloque dicho USB y haga que el sistema empiece. Hallará que una nueva pantalla, con la palabra Ubuntu, aparecerá en su monitor. En muy poco tiempo el sistema mostrará una interfaz gráfica con navegador Mozilla (Firefox) incluido. Enhorabuena, ya está en Linux.
¿Qué hacer ahora? Investigue, dé clicks, vea cómo funcionan las ventanas. Sea curioso. No se puede echar a perder el sistema. A lo más, se congelará, aunque a mí nunca me ha pasado nada semejante. Si necesita más información, busque tutoriales. Hay muchos. Yo sugiero este enlace.
Si se harta, puede apagar la máquina y regresar al viejo sistema operativo, pidiéndole que arranque del disco y no del USB. Algunas máquinas hacen esto automáticamente. A otras computadoras hay que decirles explícitamente que arranque del disco duro.
Esta es una manera fácil de irse familiarizando con Linux. De hecho, se pueden tener los dos sistemas operativos en el disco duro y al arrancar el LIVE CD (¿debería decir LIVE USB?), se puede instalar Ubuntu en la misma máquina y en el mismo disco duro sin perder información. Sin embargo, las máquinas no tienen palabra de honor y es claro que si va a dar ese paso, pues respalde antes su valiosa información. Desde aquí no me puedo hacer responsable si algo falla. Está advertido.